La presencia de automóviles Citroen en España está datada desde principios de la década de los años 20 del siglo pasado y resulta obvia dada la vecindad entre nuestro país y Francia. En 1925 fue constituida en Madrid la Sociedad Española de Automóviles Citroen que exportaba dichos modelos para su venta en España. Esta sociedad se resintió seriamente en los años de la II República y la Guerra Civil en España, además de por los efectos de la II Guerra Mundial en Francia, experimentando la relación comercial de Citroen con España un importante retroceso.
No obstante, en los duros años de la Posguerra, los Citroen volvieron a ser autos muy populares en España, sobre todo los Traction 11, un automóvil especialmente importado por taxistas y profesionales del transporte de viajeros dada su fiabilidad, bajo consumo y, por supuesto, prestancia. Su amplitud interior y confort lo convirtieron en el taxi por antonomasia de las ciudades españoles.
En 1957, coincidiendo con el fin de la fabricación del Traction, se firma el convenio entre el Gobierno nacional y Citroen Francia para abrir una planta de producción en Vigo, Galicia, naciendo así la Citroen Hispania. A día de hoy, dicha industria cuenta con más de 11.000 empleados, fabrica al día unos 1.500 vehículos de los que el 80 por ciento los exporta y tiene la exclusiva de fabricación de algunos modelos. En términos económicos, supone el 20 por ciento del PIB de la región de Galicia.
El Traction 11 fue un vehículo particularmente exitoso entre los taxistas españoles en la segunda mitad de los años 50. En el caso de la ciudad de Madrid, donde eran especialmente comunes, los taxis Citroen lucían la sobria libre negra con una franja roja en cada lateral. En las puertas traseras portaban el escudo de la ciudad con el número de la licencia, también visible en la trasera, además de las dos identificaciones 'SP' que acreditan al vehículo como un Servicio Público.
La miniatura objeto de esta entrada es el fascículo número 29 del coleccionable 'Taxis del Mundo', editado por Altaya. Está fabricada por Ixo en metal aunque algunas partes, como los prominentes guardabarros delanteros son de plástico. El nivel de acabado es correcto aunque sin grandes excesos, cosa que tampoco extraña dado que se trata de una miniatura económica, cuya presencia es especialmente simpática y que sin duda luce en muchas vitrinas de coleccionistas españoles.
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