miércoles, junio 15, 2011

Rolls Royce Silver Shadow I de TSM






Siendo conscientes de que pese a las buenas cifras de ventas, sus coches empezaban a quedarse obsoletos técnicamente, Rolls Royce comenzó a trabajar en un nuevo proyecto que tendría como objetivo sustituir al Silver Cloud, un modelo que gozaba de la simpatía del público pero cuya técnica -entre otras cosas, estaba fabricado con chasis separado de la carrocería- acusaba ya el paso del tiempo. 

Para ello, la marca de Crewe puso al frente al ingeniero jefe Harry Grylls con un objetivo más que claro, seguir justificando el lema "El mejor coche del mundo". El nuevo modelo de Rolls Royce hizo su aparición en los principales salones del motor del mundo bajo el nombre de Silver Shadow. En un principio se había pensado en llamarlo Silver Mist -niebla de plata-, pero fue desechado ya que la palabra "mist" en alemán significa "basura". 

Con todo, se seguía respetando la tradición de llamar al coche con un nombre de inspiración etérea. Con el lanzamiento del Silver Shadow Rolls Royce demostró al mundo que era capaz de construir un coche ya no sólo actual sino técnicamente muy avanzado. La nueva carrocería de líneas planas y alargadas se adaptaba a la perfección al estilo más de moda de la década a la par que los elementos clásicos de todo Rolls Royce, la parrilla alzada con la forma del Partenón, los grupos ópticos dobles y los numerosos cromados casaban sin problema. 

La nueva construcción monocasco era sólo la punta del iceberg de todo lo que el Silver Shadow escondía bajo su elegante y sobria silueta. Para paliar el hándicap de su construcción en acero, las puertas, el capó y el maletero se realizaron en aluminio. Pese a ser más corto que el Silver Cloud, el Silver Shadow disponía de un interior más espacioso, sobre todo en la parte trasera. 

En el apartado mecánico, el Silver Shadow recibió el motor V8 de 6.230 cc introducido en el Phantom V, que unido a una caja de cambios automática de cuatro velocidades GM-Hydramatic, proporcionaba tal suavidad de marcha que apenas se apreciaban los cambios. El empleo de una nueva suspensión independiente trasera de Citroen vino aumentar aún más su confort. Por supuesto, había cosas que no cambiaban, como el salpicadero con inserciones en madera de raiz de nogal, los asientos de cuero Connolly y las moquetas de lana Wilton. 

El Silver Shadow se ofrecía en cuatro variantes de carrocería, berlina estándar, berlina de carrocería alargada, coupé y cabriolet. En 1970 todos los Silver Shadow montaban el nuevo motor de 6.750 cc y en 1977 se presenta el restyling bajo el nombre Silver Shadow II. Los principales cambios exteriores radicaban en la adopción de unos nuevos parachoques de poliuretano y la pérdida de las rejillas de ventilación que había bajo los faros delanteros. Mecánicamente se introdujo una nueva caja de cambios automática de tres velocidades, que hizo su conducción más agresiva. La versión de batalla larga pasó a denominarse Silver Wraith II, recuperándose así una denominación clásica de Rolls. El Silver Shadow dejó de fabricarse a finales de los 70 y fue sustituido por el Silver Spirit. Con un total de 27.915 unidades, el Silver Shadow ha pasado a la historia por ser uno de los mejores coches construidos por la marca del Espíritu del Éxtasis y prueba de ello es la gran aceptación que tiene en el mercado del coleccionismo. 

Después de presentar el Phantom VI, hago lo mismo con otro nuevo Rolls de True Scale Miniatures, en este caso un Silver Shadow I en una bonita combinación de colores beige-rojo cardenal. Al igual que otros trabajos de esta marca, se trata de un modelo de muy buena manufactura, con un molde bueno, equilibrado y proporcionado y un nivel de detalle realmente alto. La miniatura cuenta con detalles muy bien resueltos, y me gustaría destacar las matrículas así como el logo "Silver Shadow" en una plaquita de metal fotograbado. También el interior es muy vistoso y el color claro del tapizado permite ver muy bien el clásico salpicadero de madera. En definitiva, podemos decir que TSM está realizando un gran trabajo con esta serie de miniaturas dedicadas a Rolls Royce, de la que, en la medida de lo posible, seguiré mostrando más modelos.

Rolls Royce Phantom VI Park Ward de TSM






Rolls Royce nunca fue una marca muy dada al rupturismo entre sus modelos, es más, su tendencia de renovación suele ser muy continuista, tanto como el carácter conservador de sus fieles clientes. En resumen, la expresión más clara de que "cuando algo es bueno y funciona, para qué cambiarlo". Con esta filosofía la marca del Espíritu del Éxtasis presentó en 1968 el Phantom VI, la sexta generación de su buque insignia. 

La base seguía siendo la misma empleada unos años antes con el Phantom V, el Phantom VI sería el último Rolls Royce en usar un chasis separado de la carrocería. Mientras que técnicamente el Phantom V se basó en el Silver Cloud, el VI lo hizo en el sustituto de éste, el Silver Shadow. Las primeras unidades montaron un motor V8 de 6.230 cc. A partir de 1979 los Phantom VI empezaron a equipar la nueva versión de 6.750 cc, actualizada de nuevo en 1982. La caja de cambios era la clásica GM Hydramatic de cuatro velocidades. De un total de 374 coches construidos, la inmensa mayoría eran limousines diseñadas por Mulliner Park Ward, aunque también hubo algunos landaulettes. Sólo los más ricos y poderosos podían permitir adquirir uno de los Phamtom VI. 

Como no podía ser de otra manera, entre sus propietarios se encontraba la Casa Real Británica, en cuyo parque móvil hay dos Phantom VI, siendo uno de ellos el coche del Silver Jubilee que conmemoró los 25 años en el trono de Elizabeth II. Se trataba de un Phantom VI con el techo sobreelevado y una gran superficie acristalada. La tarde del 9 de diciembre de 2010, durante las protestas estudiantiles por los recortes en la Educación Pública anunciados por la nueva administración Cameron, este Phantom VI fue atacado por los manifestantes mientras conducía al príncipe Charles y a la duquesa de Cornualles a la Royal Variety Performance. Los desperfectos se tradujeron en una mancha de pintura que le arrojaron y una ventana rota. Hace pocos meses fue usado de nuevo para la boda del príncipe William con Kate Middleton. El otro Phantom VI de la Casa Real Británica es una limousine del 86. Otros Phantom VI especialmente célebres son el que perteneció al Shah Mohammed Reza Pahlevi y la limousine de Estado para el gobernador general de la Commonwealth en Australia, modelo que se usa en cada toma de posesión del país de las Antípodas. 

De la mano de True Scale Miniatures nos llega este Phantom VI limousine con carrocería Park Ward. Se trata del segundo Rolls de esta marca que presento en el blog y el tercero que realizan. Es una miniatura de muy buena manufactura con un acabado muy fino. La mayoría de sus detalles están realizados en material fotograbado. Quizás el detalle que menos me gusta es que le hayan hecho el tapizado interior en el mismo color que la carrocería, cosa que le hace ser una miniatura muy monótona, aunque realmente es algo secundario que no afecta al acabado general.

domingo, junio 05, 2011

Voisin C27 Aerosport de Spark






Usamos el término renacentista como característica de una persona cuando ésta cultiva disciplinas propias de este periodo de la historia, pero también suele usarse este término para definir a personas que de una u otra forma siempre estaban a la vanguardia de la técnica y del conocimiento de su tiempo. Es por eso que podemos considerar a Gabriel Voisin como un hombre renacentista. 

Con formación de arquitecto, Gabriel Voisin derivó su actividad a principios del siglo XX hacia la incipiente industria aeronáutica, uniéndose a su hermano para formar la sociedad Avions Voisin. Los beneficios obtenidos a base de vender aviones en la I Guerra Mundial lo llevaron a la creación de una nueva empresa, Automobiles Voisin. 

Los coches de Gabriel Voisin pronto captaron la atención del gran público ya que en ellos parecía que se fusionaban sus anteriores ocupaciones, la arquitectura y la aviación, plasmados en características tales como el uso de materiales ligeros para la construcción de los mismos, los diseños exóticos y el empleo de soluciones técincas especialmente novedosas, como es el caso del motor con manga de válvulas en diseño tipo Knight, especialmente silencioso pero con notables defectos como su excesivo consumo de aceite. 

El periodo de mayor éxito de la Automobiles Voisin fueron los años 20, cuando la compañía se especializó en la fabricación de coches pequeños y construidos completamente (carrocería incluida) en casa. No obstante, los éxitos de ventas provocaron que Voisin comenzara a trabajar en coches más grandes para competir con gente como Rolls Royce, Bugatti o Hispano Suiza. 

En esta nueva maniobra empresarial Gabriel Voisin firmó su sentencia de muerte, al hacerlo justo en plena Gran Depresión. Ante una estrepitosa caida de las ventas, Voisin se encontró ante una encrucijada, debería optar o bien por dedicarse a los coches económicos, o a los coches de lujo. Con gran perserverancia decidió decantarse por la segunda de las opciones. 

El Salón de París de 1933 fue el escenario donde se dio a conocer el primer gran modelo de la marca, el C24 Aerodyne. A este le siguieron los C25, C26 y C27. Del modelo que nos ocupa, el C27, sólo se fabricaron dos unidades. El primero incorporó una carrocería de Figoni & Falaschi. El segundo fue un elegante sportcoupé con una carrocería de la casa obra del diseñador jefe Andre Noël-Noël Telmont, un arquitecto con el que Gabriel Voisin había trabajado en sus inicios. Este coche equipaba un motor de seis cilindros en línea de tres litros y 105 cv de potencia. 

Entre los elementos más llamativos del C27 figuraba un original sistema mediante el cual el techo del coche se deslizaba hacia atrás de forma automática gracias a un motorcito. Igualmente, el interior estaba plagado de gadgets muy poco usuales para la época. De entrada, la tapicería de cuadros tipo Art Decó se complementaba muy bien con el pecualiar diseño del coche. El cuadro de mandos estaba repleto de diales y controles de muchas de las funciones del coches, como el overdrive electromagnético o los parachoques ajustables. 

Además de ser una obra de arte, el C27 era muy funcional. Tras ser mostrado en el Motor Show de Ginebra de 1935, el coche estuvo en manos de Nöel-Nöel diez años hasta que éste lo vendió a un amigo suyo pintor. Luego éste lo vendió a uno de los fundadores de Renault Sport hasta acabar con el especialista en la marca Saliot Garage. Actualmente el C27 Aerosport lo tiene un entusiasta de la marca francés y su última gran aparición pública fue en el Concurso de Elegancia de Peeble Beach de 2006. 

 Al igual que nos ha sido muy grato presentar el Cadillac Eldorado de Spark, también nos alegra que haya llegado a nuestras manos este precioso y peculiar Voisin C27 Aerosport, el tercer modelo de la colección Golden Age (Edad de Oro) de Spark, de la que ya hemos mostrado el Bugatti 57S Gangloff y el Delage D8-120 Pourtout. Este modelo cuenta con un nivel de acabado y calidad muy similar, o sea, que destaca por ser una miniatura ejecutada con gran finura. Destacamos sobre todo el interior, así como la mascota sobre el capó. Ya de por sí consideramos muy acertada la elección de reproducir a escala un coche tan raro y exótico.

sábado, junio 04, 2011

Cadillac Eldorado Biarritz 1959 de Spark








El Cadillac Eldorado Biarritz de 1959 es el mejor ejemplo de la extravagancia que protagonizó el diseño automovilístico norteamericano en la década de los 50. "Con un capó más largo que California y un motor más grande que Texas", el Eldorado ocupaba el escalafón más alto no sólo en la gama de General Motors -sólo la gran limoisune Series 75 lo superaba- sino incluso de todo el mercado estadounidense de la época. 

Por tanto, podemos afirmar que hablamos del sueño americano en versión cuatro ruedas. Detrás de unas líneas propias de "la era espacial" andaba Harley Earl, jefe del Departamento de Diseño de General Motors. Earl y su más inmediato colaborador, Bill Mitchell, habían tenido desde finales de los 40 al diseño aeronáutico como principal fuente de inspiración. De hecho, ellos mismos introdujeron en la gama Cadillac de 1948 las colas inspiradas en las del avión Lockheed P38, información que ya constatamos en este blog en el capítulo dedicado a dicho automóvil. 

El elemento estilístico más característico de la gama Cadillac de 1959 eran sus colas, también inspiradas en la aviación, aunque en este caso eran bastante más altas, afiladas y los faros traseros simulaban cohetes o reactores. Otros automóviles cohetáneos también incorporaron aletas traseras, como el Chrysler 300 C, el De Soto Adventurer o el Buick Elektra, aunque en ningún caso tuvieron un tamaño similar al del Cadillac. 

Destinado a un público adinerado y elitista, el Eldorado Biarritz incorporaba todo tipo de refinamientos y lujos, como el cierre centralizado de las puertas, elevalunas eléctricos, asientos de reglaje eléctrico con seis posiciones diferentes, antena de radio retráctil, suspensión por aire y capota automática que se esconde bajo una tapa de fibra de vidrio. 

El motor era un descomunal V8 de 6,3 litros y 345 cv de potencia que le permitían hacer el 0 a 100 en 11 segundos. Esta mecánica iba acoplada a una caja de cambios automática de tres velocidades Hydramatic Turbo de GM. A partir de 1960 el diseño automovilístico norteamericano comenzó a racionalizar sus formas, que no el tamaño de sus coches, por lo que ya no se volvieron a ver coches de semejante porte. 

Como parte indisociable del sueño americano, hemos visto al Cadillac Eldorado Biarritz de 1959 en la gran pantalla en innumerables ocasiones, aunque a mi concretamente me viene a la memoria un capítulo de la popular serie de acción de los 80 'McGyver' en el que un Biarritz azul celeste conducido por el actor Edward Mulhare (el popuar Devon Miles, de 'El Coche Fantástico') casi acaparaba todo el protagonismo. Igualmente en otra popular serie americana, 'Doctor en Alaska', el personaje Maurice (Barry Corbin) se paseaba por el pueblecito de Cicely en un Biarritz de color bronce que el Gobierno de los Estados Unidos le regaló como astronauta que había sido. 

Ya tengo en mi poder el segundo modelo de la serie dedicada a los clásicos americanos que Spark ha lanzado este año. Hemos de decir que se trata de la última y más reciente reproducción de este popular modelo, curiosamente, todas las que teníamos medianamente accesibles databan de la década de los 90 (Franklin Mint, Vitesse y Matchbox), por lo que no está mal que después de 20 años ya dispongamos de un coche tan súmamente popular realizada con los estándares que demandamos los coleccionistas actuales. Realmente el modelo está muy bien realizado además de ser especialmemte llamativo por sí sólo. Incluso diría que su estándar de calidad es mejor que el del Chevy Impala del 59 que mostré hace un par de meses, que es el modelo que inauguró esta nueva serie. La miniatura es de resina y la mayoría de sus detalles están hechos con piezas cromadas y fotograbados. El molde me parece muy bueno y proporcionado. También me parece acertada la elección del color, el rojo intenso era uno de los más comunes. También se ha lanzado una edición exclusiva para la tienda Modelcarworld en azul celeste, aunque conociendo a Spark es muy probable que cuando pase un tiempo lo ofrezca en otros tonos.