sábado, junio 19, 2021

Packard Eight Station Sedan 1948 de Matrix Scale Models









En los años previos a la II Guerra Mundial, Packard construyó populares versiones con carrocería familiar de paneles de madera de sus modelos 115 y 120 con notable éxito. En 1941 se introdujo la nueva serie Clipper y en principio, las formas de su carrocería no se prestaban para el desarrollo de un modelo de estas características. La serie Clipper fue discontinuada con el estallido del conflicto y puesta de nuevo en el mercado casi tal cual tras la finalización del mismo. En 1948 se puso a la venta la nueva serie 22 que no era más que una puesta al día del Clipper otorgándole un aspecto más ancho y con un nuevo frontal.

Igualmente, el nuevo Packard tampoco se prestaba para la derivación de una versión familiar con carrocería de paneles de madera contrariamente a los modelos que aún mantenían en producción GM, Ford y Chrysler. Los coches familiares con carrocería de paneles de madera eran muy apreciados por los automovilistas de alto poder adquisitivo, o sea, tanto los potenciales clientes como usuarios habituales de Packard. Por tal motivo, la venerable firma tenía que buscar la forma de colocar un modelo suyo en dicho segmento y no perder esa cuota del mercado.

Packard, a través de su diseñador y ejecutivo senior Edward MaCauley, ideó una solución híbrida con el lanzamiento del denominado 'Station Sedan', un automóvil con carrocería de acero a la que se colocaban paneles de madera en las puertas así como en los marcos de las ventanas, lográndose un resultado bien curioso. Con posterioridad, Ford también emplearía este concepto. 

Para fabricar esta versión Packard recurrió al especialista Briggs Manufacturing Company, que tomando como base al Eight sedan estándar amplió la superficie del techo que incrementó el tamaño de su trasera logrando una quinta puerta. En realidad esta operación consistía en la conversión del sedán en station wagon. Con un precio de su época de 3.424 dólares, el Eight Station Sedan era el Packard más caro de toda la gama excluyendo las versiones de batalla larga. 

Con un motor de ocho cilindros en línea de 4.7 litros -288 ci- y 130 CV, aparejado a una transmisión manual de tres velocidades con overdrive Electromatic, el Eight Station Sedan conjugaba el espacio y la practicidad de un coche familiar -hasta ocho adultos podían viajar en él- con la potencia, el equipamiento y la distinción de un sedán de lujo, siendo un automóvil muy apreciado entre las clases pudientes, ideal para ir al Club de Campo o al Club Náutico. Sólo estuvo tres años en producción, entre 1948 y 1950, vendiéndose la gran mayoría de las unidades fabricadas, unas 3.864, en el primer año. En 1951 Packard introdujo su primera generación de coches completamente nuevas tras la II Guerra Mundial, pero el Station Sedan no tuvo continuidad. 

Este mes de junio de 2021 ha sido para mi colección el de la alegría de encontrar dos piezas que en su día se me escaparon y casi daba por perdidas. Matrix Scale Models, fabricante de miniaturas de los Países Bajos, ha realizado hasta la fecha dos referencias del bonito y curioso Packard Eight Station Sedan de 1948, azul y verde. Ambas quedaron fuera de catálogo y sin stock relativamente pronto. Recientemente encontré de casualidad en una tienda online precisamente de Países Bajos un ejemplar de la versión azul y no me lo pensé dos veces. Como todas las realizaciones de Matrix, estamos ante una miniatura de un acabado exquisito. Con un molde correcto en formas y proporciones y una terminación al más alto nivel con detalles de gran finura ya sea en el exterior como en el interior. Una miniatura que tenía muchas ganas de tener en la colección y que por fin encontré. Muy, pero que muy contento con ella.

domingo, junio 13, 2021

Chevrolet Corvette C3 Stingray 'Astrovette Apollo XII' de TSM







General Motors lanzó al mercado la tercera generación del Chevrolet Corvette en 1968 y se mantuvo hasta  1982. Pese a que aún empleaba el chasis, motores y componentes mecánicos de la generación anterior, el C2, el diseño y el interior eran completamente nuevos. Las líneas del Corvette C3 se basan en el prototipo Mako Shark II obra de Larry Shinoda y Bill Mitchell. Hasta 1976 los Corvette C3 de denominaron como Stingray en lugar de Sting Ray, como se conoció a la generación precedente de dicho automóvil. El C2 estaba disponible con dos tipos de carrocería, coupé y descapotable, no obstante, en los coupé existía la opción de incorporar el techo central desmontable al estilo del Porsche 911 Targa. A lo largo de su trayectoria, el Corvette C3 equipó motores V8 de 5.0; 5.4; 5.7; 7.0; y 7.4 litros, aparejados a cajas de cambio de tres y cuatro velocidades tanto manuales como automáticas.

El deportivo más famoso fabricados en los Estados Unidos es célebre y popular por muchos aspectos, y en la presente entrada vamos a tratar la relación del mismo con los astronautas. El primer estadounidense en viajar al espacio fue Alan Shepard, piloto de la US Navy. Shepard entró a formar parte del Space Program en 1959 y ya entonces conducía un Corvette del 57. Tras ser el primer astronauta del Programa Mercury, a su regreso a la tierra, recibió un Corvette de 1962 completamente nuevo por cortesía de GM. Los primeros astronautas eran todos pilotos de pruebas, ya fuese en la US Navy como en la US Air Force, por lo que estaban acostumbrados a pilotar las máquinas más veloces y avanzadas de su tiempo, por ello resulta razonable que como medio de desplazamiento personal empleasen el automóvil más potente y deportivo fabricado entonces en los Estados Unidos. 

Es entonces cuando entra en escena el empresario Jim Rathmann, ganador de la Indy500 de 1960 y propietario de un concesionario Chevrolet-Cadillac en Melbourne, Florida, cerca del Cabo Kennedy Space Centre de la NASA. GM no tenía la costumbre de regalar coches a los hombres del espacio, pero este industrial vio la posibilidad de ligar la imagen del Corvette a la de los mayores héroes americanos del momento, por lo que ideó un curioso sistema de renting por el que los astronautas del Programa Mercury accedían a conducir un Corvette pagando un simbólico dólar al año. Excepto John Glenn, que prefería un Chevrolet familiar para poder llevar a su familia, el resto de astronautas del Programa Mercury firmaron la propuesta de Jim Rathmann.

En 1969, Rathmann fue a más. Desarrolló una versión específica y personalizada del Corvette C3 para los astronautas de la misión Apollo XII. Una vez de regreso a la tierra, Alan Bean, Dick Gordon y Charles Conrad fueron al concesionario de Jim Rathmann a recoger sus nuevos coches de cuyo uso disfrutarían por la módica cantidad de un dólar al año. Estos automóviles únicos tenían carrocería coupé y lucían una combinación de color dorado y negro, y recibieron la denominación 'Astrovette Apolo XII'. Fue el mítico diseñador Alex Tremulis el autor de la librea de estos tres Corvette. Toda iban equipados con el motor V8 427 ci de 7.0 litros y 390 CV de potencia y cambio manual de cuatro velocidades. Sólo un pequeño ornamento diferencia a cada uno de los tres Astrovette. En el Apollo XII, cada astronauta tenía marcado su paquete de comida con un rectángulo de color y una iniciales. El de Conrad era rojo con las siglas CDR -comandante-; el de Gordon, blanco con las iniciales CMP -Command Module Pilot-; y en el de Bean, LMP -Lunar Module Pilot- sobre azul. La polémica surgió cuando la revista Life sacó a Bean, Gordon y Conrad en su portada posando delante de sus Astrovette, algo que no sentó bien a la NASA al poder tratarse de una posible publicidad ilícita. En 2019, el 'Astrovette Apollo XII' de Alan Bean fue incluido en el National Historical Register Vehicle. 

El fabricante de miniaturas anteriormente conocido como True Scale Miniatures, hoy TSM, presentó hace unos años una magnífica miniatura del Corvette 'Astrovette Apollo XII'. Nunca tuve una prisa especial por añadir un Corvette C3 a mi colección pero lo cierto es que esta versión sí me interesaba por ser un automóvil con una historia muy interesante detrás, pero el modelo quedó pronto descabalgado y perdí la oportunidad de adquirirlo. No obstante y como me ha pasado en otras ocasiones, hace unos días encontré un Astrovette de TSM en una tienda online de los Países Bajos y no me lo pensé. La miniatura está realizada en resina como suele trabajar siempre TSM. Es correcta en formas y proporciones y cuenta con un acabado muy fino y detallado. Una de esas miniaturas que merecen mucho la pena tanto por su calidad como por el modelo a quien representa.