La evolución de la Serie 5 de BMW se produjo de una forma racional y equilibrada, siempre presentando cambios sutiles pero sin grandes estridencias ni saltos bruscos. A finales de los años 80 el modelo E28 ya mostraba signos de obsolencia por lo que se presentó un sustituto denominado internamente E34.
El nuevo BMW presentaba un diseño más moderno y acorde con los tiempos pero sin renunciar a la esencia que siempre había caracterizado a este vehículo. El resultado fue un sedán de gran tamaño que mezclaba a la perfección elegancia con deportividad. Pese a experimentar un cambio notable en el diseño, no se perdían elementos diferenciadores como los faros redondos gemelos o los dobles riñones en el centro del frontal. Otra de las bazas con que contaba era una nutrida gama de motores tanto en gasolina como en diésel. La gama comenzaba con el 518 de cuatro cilindros y 115CV, un modelo apenas destinado al mercado alemán y otros con alta presión fiscal. El resto de versiones montaban motores de seis cilindros: 520 (130 CV), 525 (170 CV) y 530 (188 CV). En diésel estaba el 524 TD (115 CV), que evolucionó al 525 TD -con la misma potencia- y a su vez posteriormente hacia la versión 525 TDS, que fue la berlina de gasóleo más rápida de su tiempo con 143 CV.
El 535, motorizado con el 6 cilindros "grande" de 211 CV supuso entonces el tope de gama a la espera de la llegada de la versión deportiva M5. Este modelo representa a la perfección la filosofía de las grandes berlinas BMW, que no es otra que proporcionar un vehículo que permita hacer cómodamente los desplazamientos sin renunciar a una conducción rápida y deportiva.
En 1992 se produjeron cambios importantes en toda la gama serie 5 E34 mecánicamente hablando. Las versiones de seis cilindros vieron incrementadas su potencia, el 520 i rendía ahora 150 CV y el 525 i, 192. Por primera vez, BMW equipaba a la Serie 5 con motores V8, los mismos introducidos para la serie 7. El 535 desaparecería del catálogo siendo sustituido por el nuevo 530 equipado con la versión compacta del nuevo bloque de ocho cilindros, que erogaba 218 CV de potencia. Para los más exigentes BMW introdujo el exclusivo 540 i con 286 CV y prestaciones cercana al M5, aunque en ese caso BMW siguió confiando en el seis cilindros en línea.
En 1996 se presentó su sustituto, el E39, aunque esa es ya otra historia.
El buen hacer de la marca Minichamps en lo referente a las miniaturas de BMW queda bien plasmado en este E34 de 1988. El molde es muy correcto y su decoración resulta impecable. Como es norma de la BMW a la hora de conceder licencias para realizar reproducciones a escala, el capó es practicable y permite ver un muy detallado vano motor con todos sus elementos.
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