jueves, agosto 03, 2006

Ferrari 512 BB de Kyosho









Enzo Ferrari debió sentir lo mismo que el Rey Luis XVI en la toma de la bastilla cuando en 1959 John Cooper y sus pequeños monoplazas verdes con rayas blancas y motor central ganaban el Campeonato del Mundo de Fórmula 1 y, marcaban de una u otra manera el camino a seguir. Curiosamente dos años después el americano Phil Hill, piloto de la Scuderia, se hacía con el entorchado a los mandos del Dino 156, un monoplaza Ferrari con motor trasero. Dentro de la poliédrica personalidad del señor Ferrari figura con especial fuerza su carácter cauto y conservador. Los Ferrari de F1 nunca destacaron por ser autos innovadores, más bien iban a remolque, pero eran únicos haciendo funcionar y evolucionar las innovaciones de los demás. Y así fue, pues en 1964 John Surtees y su 158 de motor central volvían a traer un entorchado a Maranello.

Con los coches de calle pasaba algo similar. El primer auto de calle que construyó Ferrari fue el pequeño Dino en 1965, un coche que realmente no tiene un sólo distintivo del Cavallino Rampante. En 1966 el mundo quedaba asombrado por el nuevo auto de Lamborghini, el Miura, un superdeportivo de 350 cv y motor V12 central transversal. Dos años después veía la luz la competencia directa de Maranello, el 'Daytona', un coche excepcional, uno de los mitos del automovilismo mundial, y paradójicamente su motor seguía estando delante.

En Ferrari sentían la presión social exigiendo un auto de calle con motor central de la misma forma que los pilotos perciben en la nuca el calor de estos motores. De este modo en el Salón de Turín de 1971 se presenta en fase de prototipo el 365 GT4 BB, el cual entraría en producción dos años después. Contrariamente a sus competidores de Lamborghini, el Miura primero y el Countach después, el nuevo Ferrari tenía un diseño de Pininfarina limpio y suave, todos los elementos destinados a la refrigeración y a la aerodinámica estaban bien integrados en la esbelta carrocería. Su motor era un 12 cilindros en disposición Bóxer a 180 grados, de ahí su nombre BB por Berlinetta Bóxer. Cubicaba 4,4 litros y rendía 380 cv de potencia y derivaba directamente de los que empleaban los monoplazas de F1 de la época. Su principal problema no fue luchar contra su feroz competencia, sino contra el recuerdo de su antecesor, el 'Daytona', la última expresión del clasicismo en Ferrari, un modelo que es para los 'Tifossi' una especie de religión.

En 1976, en el Salón de París se presenta la primera evolución del nuevo Ferrari de motor central, en este caso el auto se mantuvo básicamente igual exteriormente, salvo los pilotos traseros que pasaron a ser cuatro en vez de seis. Los verdaderos cambios estaban bajo el capó, un nuevo motor Bóxer de 12 cilindros con 5.000 cc.que le daba su nuevo nombre, 512 BB. El cambio de cilindrada vio reducida la potencia hasta los 360 cv. En 1981, los cuatro carburadores triples Webber que tanta potencia daban a su motor fueron sustituidos por un sistema de inyección Bosch K-Jetronic, que vio cómo se redujo la potencia en 20 cv para tristeza de los 'Tifossi'. Todas las unidades de inyección perdieron el acabado exterior bicolor. En 1984 fue sustituido nada más y nada menos que por el mítico Testarossa, así pues el primer Ferrari de calle con motor central tuvo una trayectoria regular pese a ser un espléndido modelo, pues sus peores enemigos los tuvo en casa: su antecesor, el 'Daytona', y su sucesor, el Testarossa, que se han encargado de eclipsarlo excepto para los grandes aficionados a la marca del Cavallino.

Esta miniatura es la primera referencia de una exitosa serie dedicada a la marca Ferrari en escala 1/43 realizada por el fabricante japonés Kyosho. Tiene como grandes alicientes las aperturas del capó motor y de la tapa del maletero. están realizados en diecast y cuentan con el gran acabado que esta marca suele aplicar a sus miniaturas. Sin duda lo mejor de una miniatura así es que las partes operables cierren bien y no alteren las formas del coche, principal problema de los 1/43 con partes operables. En este caso el resultado es muy positivo. Por supuesto las miniaturas cuentan con muchos detalles y son correctas en formas y proporciones, además de su excelente acabo.

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