Por su aspecto, todo el mundo podría pensar que se trata del típico deportivo italiano de finales de los 60 y principios de los 70. Lo que nadie se imagina es que bajo su distinguida carrocería se encuentra un bastidor alemán y en su capó late un corazón Chevrolet V8.
A finales de los 60 Opel presentó un bonito prototipo denominado Styling CD, basado en un Opel Diplomat, pero no llegó a producirse. Fue entonces cuando entró en juego el nombre de Bitter. Erich Bitter era un popular piloto alemán que también era agente de los automóviles Abarth e Intermeccanica, amén de un gran proveedor de material para pilotos. Bitter tenía la ilusión (y el dinero) de fabricarse su propio coche deportivo, ejemplo muy similar al de Peter Monteverdi en Suiza unos años antes. Para ello retomó el prototipo Styling CD de Opel y encargó al carrocero italiano Frua que terminase los diseños. El resultado fue el Bitter CD, un bonito coupé cuyas líneas se asemejaban a un Maserati Ghibli.
A la hora de dotarlo de un motor, la colaboración con Opel fue crucial, ya que facilitó el uso del Chevrolet V8 de 5.300 cc (327 ci) que también empleaba el modelo Diplomat, del que el Bitter tomaba su plataforma y otros componentes. El resultado final fue un vehículo muy atractivo, con cierto carácter deportivo y que destacaba como curiosidad un práctico portón trasero de cristal, el cual sirvió a la Opel de inspiración cuando presentó el Monza.
El Bitter CD tuvo una vida comercial de unos 6 años y se vendieron un total de 395 ejemplares. La crisis del petróleo a mediados de los 70 perjudicó algo sus ventas, aunque luego volvieron a estabilizarse. Con la retirada del mercado de los Admiral y Diplomat de Opel, Bitter retiró también los CD, presentando el modelo SC, diseñado por Pininfarina y tomado como base los Opel Senador-Monza, aunque esa ya es otra historia… Mucha gente se ha preguntado cómo los Bitter nunca han gozado del carisma de otros modelos similares en cuanto a concepción como los De Tomaso, la respuesta ha sido achacada a su fabricación alemana, que no cuenta con el glamour de lo “made in Italy”.
Recientemente Minichamps nos sorprende (como viene siendo habitual) con una hermosa miniatura del Bitter CD. En su condición de marca alemana era de prever que los coches de Bitter entrasen en su catálogo tarde o temprano. Una característica de la miniatura de Minichamps es la sobriedad, en parte motivada por su color gris plata. Si el Bitter CD en lo que a exteriormente se refiere no contaba con muchos adornos y aditamentos, la miniatura es fiel al 100%. Destacamos también lo bien reproducido del interior, con un acabado inmejorable, en color verde, que lo resalta del gris exterior.
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