sábado, enero 27, 2024

Imperial Crown Convertible 1962 de GLM









General Motors marcó una suerte de hito en 1959 con el tamaño de las aletas traseras de sus Cadillac, tanto que a partir del año siguiente estas comenzaron a menguar no sólo en sus coches, sino en los del resto de fabricantes estadounidenses. En 1962 en Chrysler, su director de Diseño, Virgil Exner, aún se resistía a abandonar el estilo barroco que había caracterizado a sus coches, el llamativo, vanguardista y muy imitado 'Forward Look' y pese a que en la mayoría de los coches producidos en Detroit ese año las aletas habían desaparecido, incluyendo todas las divisiones de Chrysler, el Imperial aún las mantendría.

En 1961, el renovadísimo Lincoln Continental le comió la tostada en toda regla a Imperial y ese año las ventas de la división de lujo de Chrysler apenas fueron una fracción de las obtenidas por Lincoln. Es por eso que el equipo de Virgil Exner se puso manos a la obra para dar al glorioso Forward Look su penúltimo soplo de vida. Virgil Exner comenzó a trabajar en el rediseño de todos los coches del grupo, desde el Valiant al Imperial, junto a dos colaboradores, Cliff Voss y Frank Reynolds. 

El nuevo estilo de los Chrysler de 1962 incluía líneas clásicas aderezadas con largos voladizos, techos cortos y amplios compartimentos para pasajeros. En el caso de los Imperial, los cambios más drásticos se localizaban en la parte trasera donde las aletas habían menguado notablemente respecto al modelo de 1961... aunque seguían estando ahí. La colocación sobre las mismas de unos nuevos faros traseros con forma de reactores fueron la nota de Exner por la que seguía reivindicando el diseño barroco. Las curvas suaves en la carrocería acompañadas de grandes superficies acristaladas daban al automóvil un aspecto muy dinámico. La parte frontal mantenía el mismo y peculiar estilo del modelo de 1961 con los curiosos faros delanteros independientes. 

La gama Imperial para 1962 se redujo a tres modelos: el Custom más básico, el LeBaron y el Crown, con carrocerías de sedán de cuatro y dos puertas, hardtop de cuatro puertas y Convertible. El Crown Convertible es modelo más raro y exclusivo de la gama 1962 con sólo 554 ejemplares construidos. Bajo el capó se hallaba el motor Wedgehead V8 413 ci de 6.5 litros y 340 CV de potencia, aparejado a una caja de cambios automática Torqueflite de tres velocidades y accionada mediante botones situados en el marco del cuadro de instrumentos tras el típico volante cuadrado. 

El equipamiento de serie para el Imperial Crown Convertible incluía elevalunas eléctricos, dirección asistida, servofreno, reloj eléctrico, luz de freno de mano, asiento delantero eléctrico con seis posiciones, y reposabrazos central. La lista del equipamiento opcional era tan larga como curioso y sugerente era todo lo que se ofrecía, digno de automóviles más modernos: marco parta la matrícula, cierre centralizado, protectores de puertas, desempañador de ventana trasera, cambio de luces automático, sistema de ventilación del cárter, control de velocidad de crucero, aire acondicionado, retrovisores eléctricos por control remoto en el lado del conductor y el pasajero, lunas tintadas y cinturones de seguridad.

Con un precio de 4.910 dólares de la época, el Crown Convertible sólo era superado por el LeBaron -5.100 dólares-. Pocos coches con ese precio se fabricaban entonces en Estados Unidos, apenas el Lincoln Continental o el Cadillac Fleetwood Brougham Sixty Special. 

Los chicos de GLM ya casi han completo la etapa de Virgil Exner con los Imperial Crown Convertible de su catálogo y por fin llega a la colección de 'El Kekomóvil' el ejemplar de 1962. Sí es cierto que ya teniendo el bonito modelo de 1963 de Neo, ya no nos sería necesario, por lo que en mi caso puedo dar por concluida esta serie dado que los automóviles de la época siguiente con los diseños de Elwood Engel ya no son muy de mi agrado. Como ha venido siendo habitual en las anteriores miniaturas de Imperial de GLM, el trabajo realizado es soberbio y este modelo se ve fabuloso, con un molde correcto y bien proporcionado y un trabajo de pintura de matrícula de honor. Se le puede poner la misma falta que al resto, de la serie, recurrir a pintura en vez de a fotograbados para los adornos cromados, sobre todo en una miniatura de este precio, pero aún así, creo que se trata de una miniatura de sobresaliente. Ahora queremos ver qué novedades futuras tienen preparadas los chicos de GLM en esta línea de clásicos americanos, incluyendo su submarca Stamp para Cadillac.

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