Cuando todavía quedaba un año para que se desatase la primera gran crisis del petróleo, el mercado automovilístico norteamericano seguía en sus trece y aún apostaba por coches de tamaño desmesurado equipados con hambrientos y enormes motores V8. El mejor ejemplo se podía ver en la gama Cadillac de 1972.
El automovilista americano que quisiera tener en su garaje la 'crem de la crem' tenía en Cadillac, el buque insignia de la entonces todopoderosa General Motors, la mejor de las opciones. La gama de 1972 incluía cinco versiones, el Calais, el De Ville, el Fleetwood Sixty Special, el Fleetwood Seventy Five y el Fleetwood Eldorado. En los dos primeros casos había la posibilidad de escoger entre la carrocería sedán y coupé. El Sixty Special sólo podía pedirse en versión sedán y los Eldorado o bien Coupé o bien Convertible. En el caso del Seventy Five de chasis largo, la oferta se ampliaba a las limousines y las versiones comerciales, más que nada ambulancia y fúnebre.
El diseño de esta generación Cadillac era un fiel reflejo de su época, donde predominaban las formas planas y alargadas. Eran especialmente elegantes las versiones sedán y coupé sin el pilar B central. La principal seña de identidad de estos Cadillac era su atractivo diseño frontal, con una parrilla de diseño convexo con cierta reminiscencia a marcas como Rolls Royce o Mercedes y unos atractivos grupos ópticos delanteros con los intermitentes situados entre la luz de carretera y la la de largo alcance. Detrás se seguía manteniendo las dos colas rematadas con pilotos verticales.
Bajo el capó latía un enorme V8 de 7,7 litros y 345 cv de potencia.
En un año en que Cadillac celebraba su 70 aniversario las cifras de ventas fueron especialmente buenas y se marcó un hito al alcanzarse al cierre del ejercicio las 267.787 unidades vendidas, incluyendo un Eldorado negro que el presidente Richard Nixon regaló al premier soviético Leonidas Breznev.
La gama Cadillac del fabricante American Excellence (en realidad Neo Scale Models) sigue creciendo con interesantes e inéditos modelos como este Coupé de Ville de 1972 en una más que atractiva y típica combinación de colores y un acabado realmente bueno. Las proporciones del molde parecen bastante correctas si lo comparamos con una imagen del coche real. El detallado de la miniatura es el habitual de este fabricante, donde destacan los pequeños detalles hechos en material fotograbado.
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