Ford A Standard de Minichamps

El modelo T, el primer coche del mundo fabricado en serie, supuso para Ford un éxito rotundo. Con todo, 17 años después, era necesario ir buscándole un sustituto pese a que Henry Ford sostuviera que era un coche eterno. En 1928 sale a la venta el Ford A después de haber sido desarrollado en un tiempo de récord de ocho meses. Si el slogan del Ford T decía algo similar a "cómprese el Ford T que usted quiera siempre que sea negro", paradójicamente su sucesor no incluía el negro entre los cuatro primeros colores que se vendió.

Ford continuó apostando por un tipo de construcción robusta, simple y fiable que poco a poco iba recibiendo pequeñas actualizaciones. Como era habitual en la época, el chasis del A podía combinarse con un sinfín de carrocerías, que podían ser coupés, descapotables, berlinas, limousines, pick up o panel truck, estas últimas orientadas hacia su uso en el mundo del trabajo.

Originalmente el Ford A estaba disponible con un motor de cuatro cilindros, 3.2 litros de cilindrada y 40 CV de potencia. Entre las novedades que el vehículo incluía figuraban la nueva caja de cambios de tres velocidades, los amortiguadores hidráulicos o el sistema de frenos para las cuatro ruedas. Las llantas con radios de varilla y los limpiarabrisas eran obligatorios como el indicador de la gasolina o el manómetro del aceite. El coche igualmente podía pasar sus revisiones de mantenimiento cada 8.000 kilómetros, cifra que si bien hoy se tomaría a guasa, entonces los coches obligaban a sus propietarios a pasar mucho más a menudo por el taller.

Igualmente, Ford quiso también introducir el A en Europa, pero esa operación no dio los resultados esperados. La marca de Detriot había inaugurado recientemente su mítica planta de Dagenham, en Essex, y también tenía otra en Berlín, pero los automovilistas europeos no aceptaron bien el A. Si bien se consideraba un excelente automóvil, el gran problema era su motor, muy grande para las necesidades de Europa, donde el automovilista medio buscaba un coche con un gasto de combustible más contenido. Ante esta situación, se empezó a desarrollar una versión más económica del cuatro cilindros, con 2.0 litros de cilindrada, pero el coche seguía consumiendo más o menos lo mismo y era más caro que su homólogo americano de 3.2 litros.

No obstante, el público americano sí que respondió bien ante el Ford A, quizás el coche más popular en los Estados Unidos en los primeros oscuros años 30, de hecho, muchos tenemos en la mente la simpática figura del Ford A y el traqueteante sonido de su motor asociada a las películas de policías y ladrones ambientadas en la época de la Gran Depresión, valgan como ejemplo 'El Golpe' o 'Bonnie & Clyde'. Sea como sea, el Ford A tiene un merecido puesto de honor entre los automóviles más populares del siglo XX.

El Ford A que nos ofrece minichamps, que es la tercera variante de color que se presenta, se corresponde a una de las carrocerías más populares, el Standard Coupé de tres ventanas. El modelo viene presentado en un atractivo y usual color marrón claro con adornos más oscuros en las puertas y ventanas. Destacamos como los parachoques, la parrilla del radiador y los faros traseros y delanteros están pintados en un color metálico sin brillo. Igualmente resaltan la buena ejecución de las llantas de radios. Otros detalles simpáticos exteriores son un estribo extra para el acompañante tipo sube-baja (que en la miniatura está fijo) o una visera para el sol en el parabrisas. El interior es de color claro y tiene muy bien realizados los detalles sucintos, el volante de cuatro radios, la palanca de cambio, el freno de mano, el cuadro central de intrumentos y el asiento de banqueta imitando piel de color claro. Con este Ford A Minichamps vuelve a poner de manifiesto su buen hacer cuando se trata de una reproducción de un coche popular. Muy recomendable para los coleccionistas de coches veteranos.