miércoles, febrero 06, 2008

BMW 501 de Minichamps






Un automóvil de gran belleza y todo un símbolo automovilístico de la Alemania de los 50 que pese a no haber tenido el éxito que se esperó, el tiempo lo ha puesto hoy en el sitio que se merece. 

Tras la II Guerra Mundial, BMW había perdido toda su infraestructura, pero su nombre seguía sonando con fuerza entre los fabricantes de automóviles de prestigio. Ante la gran saturación que vivía el mercado de coches pequeños y utilitarios (recordemos que BMW fabricaba el pequeño Isetta italiano bajo licencia), la marca de Munich optó por potenciar el segmento alto y para ello decidió lanzar el guante del duelo a Mercedes fabricando grandes y lujosos sedanes. De este modo vio la luz el 501, que en realidad suponía una puesta al día del 326 de antes de la guerra. 

Ante todo, lo que más llamó la atención fue su diseño, de una belleza y una elegancia sublimes. Sus pronunciadas y suaves curvas fueron el motivo de que se le denominase 'Barroque Angel' -Ángel del Barroco-. El punto flaco del coche fue su mecánica, el eterno seis cilindros en línea de la marca que cubicaba dos litros y rendía en torno a los 65 cv, poca cosa si se le compara con el que sería su máximo contendiente, el Mercedes 300 d, con un seis cilindros mucho más moderno y potente, más avanzado técnicamente y con una red de difusión más efectiva que la de BMW. 

Hubo un intento por ofrecer el 501 como coche al canciller Konrad Adenauer, pero éste optó por precisamente el modelo de Stuttgart anteriormente nombrado, al que se le conoció desde entonces como el 'Adenauer'. Pese a ser un buen automóvil, el 501 no tuvo mucho éxito y hubo un gran número de unidades que se destinaron al servicio público, como coches de patrulla de Policía y del cuerpo de Bomberos.

El modelo de Minichamps es una realización muy buena y minuciosa. Cuenta con un molde muy logrado y gran cantidad de detalles independientes y cromados, aunque lo que son los marcos de puertas, parabrisas y luneta trasera están pintados con pintura color plata. Las ventanillas cerradas no permiten observar bien el interior, que cuenta con los mismos detalles que el coche real.

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