A principios de los 70, Lamborghini ya se encontraba trabajando en el que sería el sucesor de su modelo estrella, el Miura. En 1971 ya se presentó un concept car de Bertone que mostraba los derroteros que se iban a seguir, pero el proyecto final no vio la luz hasta 1974.
Ante todo se estableció una máxima, superar todos los errores y defectos del Miura y para ello se recurrió a los avances técnicos de la última hornada. Uno de los tres padres del Miura, Paolo Stanzani, jefe de ingenieros y de diseño de Lamborghini, se puso al frente de los trabajos junto con Massimo Parenti. El diseño corrió a cargo de Marcelo Gandini, de Bertone, y suponía una ruptura total con las líneas sexys y suaves del Miura.
Su aspecto rectilíneo y achaparrado acentuaba su agresividad y su fiereza. Quizás lo más llamativo del conjunto eran sus puertas, que se abrían pivotando hacia arriba, de una forma que recordaba vagamente al Mercedes 300 SL. El motor fue colocado en posición central y longitudinal -Longitudinale Posteriore-, rompiendo con la fórmula transversal del Miura. Era el mismo V12, que cubicaba 4.0 litros de cilindrada y rendía 385 CV. Las revistas especializadas resaltaron su maniobrabilidad y agarre, además de ser sobre el papel el coche de serie más rápido del mundo en aquellos tiempos.
Es anecdótica la historia de su nombre: el término Countach es una expresión piamontesa que exalta la exagerada belleza de algo y que también se dedica a las muchachas de buen ver. Cuenta la leyenda que fue lo primero que se escuchó cuando los ingenieros lo desvelaron. Aparte de ser todo un icono de los 70, en los 80 se mantuvo joven y radiante hasta el final de la década, aunque para muchos entendidos, estas versiones, con pasos de rueda agrandados, alerones, spoilers y demás aditamentos perdieron la pureza primigenia. La última versión del Countach fue el 5000 S Quattrovalvole, que con sus seis carburadores Weber y sus 5.0 litros de cilindrada superaba los 450 CV.
Siempre ha habido un dilema con las miniaturas 1/43 cuyas puertas se abren, son juguetes o réplicas de coleccionismo, sobre todo porque en muchas ocasiones estas aperturas se resuelven con un sistema rudimentario que le resta rigor. La marca artesana italiana MR ha demostrado ser la mejor en ofrecer miniaturas con partes operantes sin caer en este rudimentarismo juguetero de otros fabricantes. La japonesa Kyosho ha recurrido a la colaboración de MR para ofrecer este espectacular Countach, en el que sobra todo comentario. Si es verdad que cuesta el doble que cualquier modelo de la prestigiosa serie de Ferrari en 1/43, pero una vez que se tiene en la vitrina, el dinero ya no importa. Las partes operantes son los capós traseros y delanteros, las puertas y los faros retráctiles. La profusión de detalles y piezas independientes tanto exteriores como interiores es apabullante.
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