Cuando este vehículo irrumpió en el mercado supuso toda una conmoción. Por un lado, los habituales clientes de Maserati se sintieron muy frustrados. Acostumbrados a superdeportivos y vehículos de gran turismo como los Indy, Ghibli o Bora, se hallaron ante un pequeño sedán dotado de un motor V6, algo que sintieron casi como un insulto. Por otro lado, la gente de clase media lo aceptó de muy buen grado, pues ya podía entrar en su presupuesto el hacerse con un Maserati...por lo menos así se llamaba.
Pero antes analicemos muy brevemente la trayectoria que seguía la firma de Bolonia. Maserati fue fundada por los hermanos Maserati y su actividad se encuadró casi por completo en la competición. Los hermanos Maserati vendieron la empresa a los hermanos Orsi, viviendo ésta durante los años 60 un período de gran esplendor en lo que a vehículos de turismo se refiere.
Después, a principios de los 70, los Orsi vendieron la empresa al constructor generalista galo Citroen, fue cuando los Maserati se bebeficiaron de la alta tecnología que aportaba la marca del doble chevrón. Pero a finales de los 70, Citroen fue adquirida por su vecina Peugeot, dando así lugar al consorcio hoy conocido como PSA Group. La primera acción de Peugeot fue deshacerse de Maserati, y fue aquí donde entra en escena Alejandro de Tomaso.
Los coches de De Tomaso siempre habían competido contra los Maserati. Bajo una operación de lavado de cara, De Tomaso suprimió de Maserati los grandes GT y superdeportivos y apostó por un nuevo segmento, el de los coches de tamaño medio. Los primeros modelos que introdujo De Tomaso fueron el sedán de lujo Quattroporte III, que estuvo en producción hasta 1990, y el Kyalami, un coupé de gran tamaño que no era otro cosa que un De Tomaso Longchamp con mecánica Maserati V8 en vez de la Ford. Pero estos coches nunca gozaron del éxito del Biturbo.
El Biturbo ya no era el supercoche apasionante y de rabiosa actualidad que en su día fueron los Ghibli, Bora o el legendario 3500 GT. Era más bien un pequeño sedán hecho para competir con coches como el Porsche 924 o el BMW 323. Al principio montó un motor V6 de 2.000 cc sobrealimentado por dos compresores y que entregaba 180 cv. En 1986 apareció la versión Spyder o descapotable, que ya equipaba el mismo motor pero de 2.500 cc. La evolución final del V6 fue de 2.800 cc y 220 cv. Poco a poco los Biturbo empezaron a denominarse 222, 225 o 228 según su cilindrada. También aparecieron versiones de cuatro puertas denominadas 425 y 430. La última evolución de los Biturbo fueron los Ghibli (nada que ver con el modelo de 1966) y Chamal de mediados de la década de los 90. Fue entonces cuando Ferrari, en nombre de Fiat se hizo con la empresa.
Minichamps presenta estas dos variantes del Biturbo con un fantástico acabado tanto exterior como interior. Destacan unos excelentes moldes de formas correctas y proporcionadas, además de un rico y cuidados ornamentado que incluye piezas independientes en plástico y anagramas en metal fotograbado.
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