jueves, enero 28, 2010

Studebaker Commander Regal Starlight de Brooklin Models

1953 fue el año en que Studebaker presentó una carrocería completamente nueva desde 1947. Los nuevos modelos tenían el sello del prestigioso diseñador Raymond Loewy, uno de los gurús americanos del diseño junto con gente como Harley Earl (GM) o Virgil Exner (Chrysler Corp). En un principio los nuevos coches de la firma de Southbend estaban disponibles como sedán de cuatro puertas o coupé de dos. Los primeros no tuvieron mucha aceptación pero los segundos sí, y la proporción de ventas de coupés sobre sedandes fue de cuatro a uno.

El nuevo estilo de los llamados Loewy´s coupés fue muy bien acogido y la prensa especializada de la época no dudó en calificarlos como los coches americanos más bellos del momento. En un periodo donde los coches destacaban por su enorme tamaño y el uso abusivo del cromo y las aletas, Studebaker apostaba por las líneas bajas, el tamaño contenido (ojo, para los Estados Unidos) y la sencillez en el ornamento. Su perfil bajo y afilado y el uso de una doble parrilla horizontal en el frontal le conferían un estilo muy deportivo, cosa que no quedaba contrastada mecánicamente, pues el Commander Regal Starlight nunca contó con un motor especialmente potente pese a disponer de dos opciones, un seis cilindros y un V8. Éste último, de 3,8 litros y 120 cv, apenas lograba una velocidad máxima de 150 Km/H. La siguiente generación de coupés Studebaker, la serie Hawk, heredó las líneas básicas del diseño del Commander a las que se les fue recargando de elementos estilísticos de la época.

Este Commander Regal Starlight es una de las últimas referencias de la marca Brooklin Models y, al igual que hemos comentado con el Buick Roadmaster 75, se aprecia muy bien la evolución de esta marca hacia acabados más detallados y más cercanos al diecast. Realmente, Brooklin ya disponía de este molde y lo que ha hecho ha sido añadirle detalles nuevos en calidad de piezas independientes, como la doble parrilla frontal, el ornamento de las aletas, los emblemas y los limpiaparabrisas. Muy acertada es también la elección del color, en un elegante verde oscuro para la carrocería con verde agua para el techo. El interior es verde claro, creando así un bonito contraste. La ausencia del logo "V8" sobre la carrocería hace pensar que se trate de la versión seis cilindros, aunque nunca entró en la política de Brooklin detallar mucho las miniaturas con adornos. Sea como sea, esperemos que este Studebaker muestre el camino que seguirá Brooklin en lo sucesivo y que sus modelos sean cada vez más atractivos, tanto en la elección del coche en sí como en la terminación de las miniaturas.

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