lunes, noviembre 25, 2013

Rolls Royce Silver Cloud III de TSM












La renovación de un automóvil siempre es un asunto complicado. Incluso los productos más exitosos del mercado han planteado problemas cuando llegaba el momento de renovarlos. La apariencia siempre es importante, por mucho que quieran decirnos lo contrario. La vista es posiblemente el sentido más caprichoso y difícilmente aquello que no nos entre por los ojos, nos acabará gustando. La publicidad moderna nos trajo una herramienta que aún hoy día es todo un mantra, el estudio de mercado, o lo que es lo mismo, preguntar al público qué producto quiere y qué espera de él con vistas a trabajar sobre seguro en un desarrollo. No obstante, el deseo es muy caprichoso y pese a los estudios, hay productos que llamados a ser un éxito fracasaron estrepitosamente… y viceversa.

Tras siete años de exitosa producción y dos generaciones el Rolls Royce Silver Cloud ya circulaba por la recta final de su vida comercial. El que para muchos es el modelo que representa a la perfección la quintaesencia del Rolls Royce encaraba sus últimos años de producción como uno de los mayores éxitos del fabricante que se jactaba de producir "el mejor automóvil del mundo", gracias a la mezcla entre su aspecto clásico y conservador con una mecánica excelente que le reportaba una prestaciones sensacionales.

En 1962 ve la luz la tercera generación, denominada Silver Cloud III. La gran novedad estaba en su aspecto. Pese a mantener las líneas originales de la carrocería de acero estándar obra de JP Blatchley, el Silver Cloud III presentaba un nuevo morro más bajo y ancho con unos grupos ópticos dobles iguales a los que incorporó su hermano mayor, el Phantom V de 1959. Para los puristas de la marca fue todo un atentado a la tradición, "como colocar luces de neón en una catedral gótica", se llegó a decir. Pero lo cierto es que los hubo que recibieron de muy gana el cambio, pues en este caso el Silver Cloud ganaba más prestancia y empaque, y, por qué no decirlo, una pizca de modernidad, aunque ello nunca haya sido de vital importancia para el cliente habitual de Rolls Royce.

Bajo el capó también se produjeron importantes cambios, como una nueva y más precisa dirección asistida y un nuevo juego de carburadores para el motor V8, introducido con el Silver Cloud II, además de una mayor relación de compresión, lo que elevó la potencia de 200 a 220 cv, aunque estos datos nunca se revelaron porque como muchos de ustedes sabrá un Rolls Royce siempre tiene la potencia "suficiente".

El Silver Cloud III fue el último Rolls Royce clásico con chasis separado de la carrocería, de modo que al igual que en las anteriores generaciones, hubo clientes que optaron por los otros diseños que artesanos de la carrocería venían ofreciendo, la limousine Hooper, el berlina-coupé (Flying Spur) de James Young o los coupés y cabrios de Mulliner Park Ward y sus característicos "ojos de chino". en 1965 finaliza la producción del Rolls Royce Silver Cloud y de sus hermanos los Bentley S-Type, haciendo aparición el nuevo y más moderno Silver Shadow.

El fabricante norteamericano True Scale Miniatures se consolida como la principal referencia actual en la reproducción de modelos Rolls Royce en escala 1/43. Hoy presentamos una de sus últimas creaciones, el Silver Cloud III en su configuración de berlina estándar (standar saloon), para muchos uno de los Rolls Royce más emblemáticos. La miniatura viene finalizada en un llamativo aunque muy popular color blanco, e inevitablemente nos recuerda al modelo que usaba el actor Al Pacino en su papel del gángster Tony Montana en la película de Brian de Palma 'El Precio del Poder' ('Scarface'). El modelo, realizado en resina como es habitual de la marca, cuenta con un precioso y detallado acabado, a la par que con un molde muy bien realizado. Es una miniatura que no debería faltar en cualquier colección dedicada a la marca del 'Espíritu del Éxtasis'.

1 comentario:

ahmed dijo...
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