domingo, noviembre 10, 2013

Ferrari 250 GTE 2+2 de Bang









Verano de 1960, fin de semana del 25 y 26 de junio. En el circuito galo de La Sarthe se celebra la prueba automovilística más célebre del mundo, Las 24 Horas de Le Mans. El Commendatore Enzo Ferrari tenía motivos para estar muy contento, seis de las siete primeras posiciones de la prueba las coparon sus coches y sus pilotos (en ese orden), alzándose como ganadores absolutos el dúo belga formado por Olivier Gendebien y el periodista Paul Frère al volante de un TR 60. Pero este acontecimiento deportivo tenía otro protagonista de excepción, el coche de la Dirección de Carrera, un fabuloso y elegante coupé con la insignia del Cavallino Rampante sobre su capó del que nadie sabía nada y que se había elaborado en el más absoluto de los secretos.

Los ingenieros de Maranello en colaboración con el equipo de diseño de Pininfarina supieron emplear todo su talento y maestría para desarrollar un Ferrari que mantuviese toda su esencia en lo que a estilo, técnica y prestaciones se refiere, con un habitáculo capaz de albergar a cuatro pasajeros. Para ello emplearon un chasis con 2,6 metros de batalla y colocaron el largo motor V12, y eso que emplearon el bloque compacto Tipo Colombo, 200 milímetros más adelantado. El modelo fue presentado en el Salón de París y la crítica alabó de él su diseño grácil y equilibrado, su amplitud interior y, como no, su comportamiento cien por cien Ferrari, que era de lo que se trataba ante todo. Decir igualmente que en su diseño se veían algunos de los rasgos más característicos de Pininfarina, de hecho encontramos muchas similitudes entre este coche y otros coetáneos del mismo diseñador, como el Peugeot 404 (sedán y coupé), Fiat 1800-2100, Morris Oxford y Austin Cambridge, sobre todo en el frontal y en la trasera, con las clásicas colas.

El 250 GTE 2+2 tuvo un padrino de absoluta excepción, el propio Enzo Ferrari, siendo el primer Ferrari de serie que el patrón usaba para su desplazamientos. Bajo su capó se hallaba el clásico V12 Colombo de tres litros con 240 cv de potencia, asociado a una caja de cambios de cuatro velocidades con overdrive, una desmultiplicación de la cuarta marcha para velocidades de crucero. Fue el propio piloto de la casa, el americano Phil Hill, quien se encargó de mostrar a la prensa especializada el nuevo Cavallino, logrando parar el coche desde una velocidad de 160 Km/H en 25 segundos, teniendo en cuenta que su hermano, la berlinetta SWB, lo hacía en 22. Dichas prestaciones hacían que superase a su principal adversario, el Aston Martin DB4.

El 250 GTE pasará también a la historia por ser el primer Ferrari en servir en un cuerpo de Policía. El presidente de la República de Italia, Giovanni Gronchi se encontraba realizando un homenaje a la Squadra Mobile de Roma y al hacerles entrega de un premio, preguntó a los agentes presentes en el acto por un regalo que les gustase, a lo que estos respondieron "una Ferrari". Sorprendentemente Gronchi se puso en contacto con el señor Ferrari y, más sorprendentemente, éste aceptó. De modo que desde Maranello se enviaron a la Squadra Mobile de Roma dos unidades del 250 GTE. Una de ellas quedó destruida el mismo día de su prueba en un fatídico accidente, de modo que los restos fueron trasladados a Maranello para su desgüace, pues Enzo Ferrari era una persona muy supersticiosa. Los agentes de la Squadra fueron invitados a hacer un curso de conducción de Ferrari y llamó poderosamente la atención el mariscal Marcello Spatafora, quien tuvo una oferta de la marca para correr en su equipo, oferta que el agente declinó educadamente. Fue precisamente Spatafora el protagonista de unas de las persecuciones más trepidantes que se conocen en Italia, persiguiendo a unos malhechores bajando a toda velocidad con el segundo Ferrari 250 GTE por las escaleras de la Trinitá del Monti, en la plaza de España de Roma. Aún hoy ese automóvil tiene en los bajos de su chasis las marcas de esta persecución. El Ferrari fue sacado del servicio activo en 1968 y subastado en 1972. Desde entonces es propiedad de un coleccionista. Por tanto, que nadie se sorprenda tanto de las noticias sobre los coches de los cuerpos policiales de los países del Golfo Pérsico, todo está inventado.

Llevaba mucho tiempo siguiendo la pista a esta preciosa miniatura del extinto fabricante italiano Bang y por fin hallé una a un precio que me satisfizo. El modelo está realizado en diecast y tiene numerosos detalles en fotograbado, como las llantas, limpias, molduras y la parrilla del radiador. El molde tiene unas formas muy acertadas y el nivel de detalles y ornamentado es un muy bueno. Digamos que es una miniatura que en relación a otras marcas de diecast, estaría en un nivel muy alto, cercano a Auto Art me atrevería a decir. La combinación de color de mi modelo, gris plata metalizado por fuera y marrón por dentro me parece muy elegante y con un contraste que causa mucho realce. En definitiva, una miniatura excepcional y una pena que ya no tengamos a Bang en activo.

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