sábado, julio 16, 2011

Lotus Elite 1974 de Spark






El uso continuado del mismo nombre para diferentes generaciones de un automóvil ha traído consigo consecuencias dispares a lo largo de la historia. En algunos casos, dicho nombre se convirtió en una leyenda, cuando se trataba de un coche que superaba las expectativas de su antecesor, en otras todo el rédito conseguido se evaporaba por arte de magia por un producto que no lograba estar a la altura. El Lotus Elite era más de ese segundo tipo.

Colin Chapman fabricó la primera generación del Lotus Elite desde 1958 hasta 1963. Se trataba de un coupé muy atractivo construido en fibra de vidrio que destacó tanto por su belleza como por sus buenas cualidades. 14 años después Lotus Cars presentaba el Elite II un coche extraordinariamente particular cuya única semejanza con su antecesor era el uso de la fibra de vidrio para la construcción de su carrocería. En esta ocasión Lotus usó el nombre de Elite para un modelo de cuatro plazas más orientado hacia el lujo y a un uso más burgués que su antecesor.

Lo que más llamó la atención del nuevo Elite fue su peculiar diseño. Su afilada y estilizada delantera contrastaba con su parte trasera chata y casi vertical. Hubo quien lo definió como un shooting break al estilo del Reliant Scimitar. Fue obra de Giugiaro. No menos rupturista fue su interior, mientras que la ergonomía siempre había sido una característica en los Lotus, el Elite por dentro se asemejaba más a un Jaguar o a un Bentley, de hecho, en su lista de opciones incluía la posibilidad de una caja de cambios automática de cuatro velocidades en vez de la estándar manual de cinco.

No obstante, entre tanto exotismo bajo el capó permanecía la esencia Lotus, ya que el Elite empleaba un motor de cuatro cilindros DOHC de dos litros que erogaba 160 cv, suficientes para hacer volar al Elite, que superaba en velocidad punta al Porsche 911. El motor había sido probado con éxito también en el Jensen Healey. Casi al final de su trayectoria Lotus añadió dos variantes del Elite, ambas con una trasera más convencional, los Eclat y Excel, no obstante, esta generación de Lotus de motor delantero tuvo su peor enemigo dentro de casa, el Esprit, nada más y nada menos que el coche elegido por Roger Moore, el Agente 007 del momento, para sus aventuras cinematográficas.

Bajo mi opinión personal, creo que estamos ante una de las mejores miniaturas realizadas por Spark, ya que en este modelo confluyen dos características que como coleccionista son las que más valoro, un acabado de matrícula de honor y un coche especialmente exótico, muy interesante y poco o nada reproducido en miniatura. Creo que este Elite II de Spark es un acierto pleno en el que Spark ha hechado el resto. Su terminación, su combinación de colores, todo el conjunto l asemejan más a un coche de verdad que a una miniatura. Una vez más Spark hace gala de su condición de fabricante británico y nos deja sorprendidos con una miniatura de órdago de todo un clásicos de los deportivos británicos. Así pues, sólo nos queda decir una cosa, que venga muchos más.

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