Nos es muy difícil identificar a Volvo como fabricante de coches de carácter deportivo y si encima hablamos de la serie 200, uno de los más claros ejemplos de auto burgués, familiar y seguro de todos los tiempos, esta dificultad se incrementa.
Derivado de la berlina de la serie 200, el 242 GT de 1978 era el primer Volvo de carácter deportivo desde el P1800.
Todos los 242 GT iban pintados en gris plata metalizado y llevaba unas franjas ornamentales negras y naranjas a lo largo de los dos flancos y sobre el capó y el maletero. Los retrovisores y los marcos de las ventanas y parabrisas eran de plástico negro. La parrilla llevaba encastrados los faros antiniebla y las llantas de aleación eran de serie.
El 242 GT contaba también con un interior exclusivo, donde destacaban las líneas ornamentales naranja en los asientos y en el salpicadero. En el apartado mecánico, las primeras unidades iban equipadas con la unidad de cuatro cilindros B21, de 2,1 litros turboalimentado y las últimas llevaban el B23, de 2,3 litros y 140 cv.
Volvo usó el 242 para competir durante la década de los 80 en el Campeonato Europeo de Turismos (ETCC), donde se vio las caras con coches como el BMW Serie 3, el Rover SD1 y el Jaguar XJR-S. Fue un coche también muy popular en las Antípodas, de hecho en manos del piloto Robbie Francevic ganó la Wellington 500 y el Campeonato Australiano en 1986. También salió victorioso de la Guia Race de Macau en los años 85 y 86.
Conviene igualmente no confundirlo con el 262, otro coupé coetáneo y derivado de la serie 200, pero que estética y mecánicamente era diferente.
Desde que comenzó su producción, Neo Scale Models ha prestado una especial atención a la marca Volvo, de la que ya hemos mostrado aquí algunas de sus creaciones. Como viene siendo habitual, Neo nos presenta una miniatura totalmente inédita con un acabado muy bueno donde destacan la fina aplicación de las líneas ornamentales o las faldillas de los guardabarros con el anagrama Volvo.
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