Para los amantes de los coches misteriosos y de los que se tienen muy pocos datos, he aquí un más que interesante ejemplo. En plena década de los 60 y con la batalla entre Ferrari y Ford por el control del campeonato del mundo de marcas, los coches de sport con motor central eran el último grito. Giotto Bizzarrini, ex ingeniero de Ferrari y autor del mítico 250 GTO de 1962, ya había construido interesantes superdeportivos con motor Chevrolet que gustaban tanto en la calle como en los circuitos.
Su siguiente desafío fue la construcción de un coche con motor central. Tomó un chasis tubular, lo dotó de carrocería de fibra de vidrio y nació el P538, P por 'Posteriore' (motor central trasero) y 538 por su cilindrada y número de cilindros (5.3 litros, V8). Otros datos técnicos del coche son sus cuatro frenos de disco, su caja de cambios de cinco relaciones o la suspensión independiente a las cuatro ruedas. En un principio se tienen documentados cuatro auténticos P538 construidos en Livorno en los 60 y destinados a competir, dos con motores Chevrolet y otros dos con mecánicas V12 Lamborghini de 3.5 y 4.0 litros.
En 1967 se construyó el que se cree que es el último Bizzarrini P538 de Livorno, pero en esta ocasión no estaba destinado a batirse en los circuitos, sino que fue un encargo del Duque de Aosta, de ahí su nombre Duca D´Aosta. El coche era un coupé de color blanco perlado con una línea muy llamativa e inspirada en la competición.
En 1972 el aristócrata italiano vendió su especialísimo Bizzarrini a un coleccionista de Florencia, permaneciendo en sus manos al menos tres décadas y sin mucho, uso, pues fuentes expertas hablan de que en su tacómetro sólo constan 9.000 kilómetros. En 1999 fue vendido en una subasta en Ginebra y sus últimas apariciones públicas fueron en el idílico paraje de Peeble Beach, en la exhibición Black Hawk de 2005 y en el Concurso de Elegancia de 2006.
Si hay una marca que se ha preocupado de reproducir los maravillosos modelos de Giotto Bizzarrini ésa es Spark. El primer P538 en aparecer fue el de competición, por lo que la llegada del mítico Duca D´Aosta ha sido muy bien recibida por los coleccionistas de autos de calle. En la miniatura queda patente la más que positiva evolución de Spark hacia unos acabados cada vez más finos, aspectos que se dejan ver cuando se examinan minuciosamente los pequeños detalles.
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