A principios de la década de los 60, elementos estéticos de los automóviles estadounidenses como las aletas empezaron a desaparecer y el uso del cromo se hizo algo más racional... salvo en la división Imperial de la Chrysler Corporation donde el aún jefe de diseño, el popular Virgil Exner, seguía aferrado al viejo estilo, y, de hecho, mantuvo esta tendencia hasta el año 1963, más que ningún otro fabricante americano.
La gama Imperial de 1960 había destacado por el barroquismo de su diseño, desde la agresiva parrilla frontal hasta la trasera con dos grandes aletas coronadas por unos faros de estilo "mira de fusil". El nuevo modelo de 1961 también destacaría por su estilo radical y recargado, pero sensiblemente diferente a su antecesor. Destacaba por encima de todo su frontal, con una nueva parrilla cromada de lamas horizontales más pequeña, y unos curiosos faros de un estilo denominado "pata de gato", todo un homenaje de Exner a los coches de los años 30. Un llamativo adorno cromado nace casi en la parte superior de la calandra y se expande hacia atrás por los flancos del coche, ensanchándose y terminando casi en las aletas traseras, también de gran tamaño, más afiladas y coronadas por unas luces estilo reactor.
La gama Imperial 1961 estaba compuesta por tres modelos: Custom, Crown y LeBaron; y cinco tipos de carrocería: sedán cuatro puertas, sedán hardtop con dos y cuatro puertas, convertible y Limousine Ghia. Todos los Imperial de 1961 iban equipados con el mismo motor V8 413 ci de 6.8 litros y 350 CV de potencia, aparejado a una caja de cambios automática Torqueflite accionada mediante botones colocadas a los lados del cuadro de instrumentos, el cual parecía digno de una nave espacial, incluyendo el célebre volante de forma ovalada.
La producción de Imperial en 1961 fue de solo 12.259 coches y, con sólo 429 unidades producidas, el Crown Convertible fue el modelo menos fabricado de toda la gama. El Imperial de 1961 sería el último modelo con grandes aletas traseras.
El fabricante chino GLM añade un nuevo Imperial a su catálogo siendo el productor de modelos a escala que más atención dedica a la vieja marca premium de Chrysler, algunos de los cuales ya los hemos mostrado en el blog y forman parte de la colección. Realizado en resina, se trata de una miniatura de excelente factura a la que no le falta un detalle. El molde es correcto en formas y proporciones y la terminación es de primer nivel, con muchas piezas independientes y de metal fotograbado, con excepción del adorno cromado de los flancos, que es pintado y en su caso es un punto a su favor, pues ya hemos visto como piezas así en otros fabricantes terminan desprendiéndose. El interior del coche está tan bien reproducido como el exterior. También me gustaría destacar el atractivo color empleado por GLM, un rosa metalizado que le va como anillo al dedo a los coches de esta época y le hace destacar especialmente cuando se le coloca en la vitrina. Y, como siempre, esperando más miniaturas de Imperial de GLM.
1 comentario:
Very nice talk about Imperial. Nice color. Congratulations.
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