Enasa -Empresa Nacional de Autocamiones Sociedad Anónima- ostentó durante varias décadas una muy dominante posición de pseudomonopolio -apenas Barreiros supuso una competencia notable- en el mercado español de los vehículos industriales. Los camiones Pegaso eran utilizados para un sinfín de propósitos ya fuesen con su configuración original o modificados por empresas especialistas para un propósito específico, como es el caso de los vehículos antiincendio que realizaron compañías como Fimesa o el caso que nos ocupa, la madrileña DCI, siglas de Defensa Contra Incendios.
Quizás, la creación más famosa y popular de esta empresa fueron sus célebres autobombas construidas sobre la base del Pegaso III o Z203, los populares 'Mofletes'. Estas lucían una carrocería monovolumen integral tipo furgón, precisamente a uno de los más famosos supervivientes de esta serie de camiones, la autobomba de los Bomberos de Avilés, dedicamos una entrada en este blog, precisamente una miniatura también de Autocult como es el caso de las que hoy nos ocupa.
No menos famosa que las autobombas antes mencionadas, aunque sí mucho más raro y exótico por su carácter único, figura otra creación del especialista DCI sobre la base de un Pegaso Mofletes: se trata del modelo conocido como 140 DCI, un peculiar camión de bomberos realizado específicamente para la refinería Enpetrol de la Empresa Nacional Calvo Sotelo en la localidad de Puertollano, Provincia de Ciudad de Real.
Este vehículo antiicendios es especial y único en todos los sentidos de ambos adjetivos. Lo primero que llama la atención del mismo es su estética, ya que luce un aspecto totalmente diferente del camión del que deriva, destacando especialmente su cabina, descubierta y que excede el ancho reglamentario. Al ser un vehículo cuyo cometido era prestar servicio de forma exclusiva dentro de las instalaciones de la empresa que lo encargó y sin tener que abandonar para nada las mismas, podía obviar la normativa y su concepción obedecía a ofrecer la máxima utilidad y practicada para operar en dentro de la refinería Enpetrol. El hecho de contar con una cabina descubierta, permite a los operarios un acceso y salida más rápido de la misma, para actuar con más celeridad cada vez que se originase un fuego o problema en algunas de las calderas. El aspecto del 140 DCI recuerda al de los camiones de bomberos americanos especialmente por la apariencia de su frontal, con elementos ornamentales cromados y un gran parabrisas panorámico. Sin duda, el personal de DCI, al saber que estaban ante un vehículo único y especial, echaron el resto en lo que al diseño se refiere, algo no muy común en los vehículos industriales.
La excelencia técnica en todos los productos que salieron de las líneas de montaje de La Sagrera era un factor común y el 140 DCI no es ninguna excepción. Equipaba el motor de seis cilindros de 9.3 litros y 140 CV introducido en 1954 que permitía una velocidad máxima de 80 Km/H. El puesto de conducción incluía el cuadro de instrumentos Gran Lujo tipo Ómnibus y el volante de tres radios de de tres varillas cada uno, con el mando de la desmultiplicación de las marchas debajo. La fontanería del vehículo corrió a cargo de Rouvi. El depósito de agua está colocado en el centro y en la parte trasera hay espacio bien diáfano para que los bomberos puedan trabajar, incluyendo dos bobinas y cinco bocas para mangueras de gran caudal. Dos potentes focos traseros situados sobre los pasamanos laterales pueden iluminar la zona de trabajo y un cuadro de instrumentos traseros permite controlar la bomba del agua. Entre los asientos delanteros se encuentra la tapa para poder acceder al motor y justo detrás de esta y en color negro se ven los característicos filtros de aire Pegaso. Este camión es a día de propiedad de los Hermanos Savall de Alicante, que tras una exhaustiva restauración y puesta en servicio, lo hicieron debutar en la Concentración de Camiones de Santa Marta de Torres, Salamanca, organizada por el foro de internet 'camionesclasicos.com' en septiembre de 2015.
El fabricante alemán Autocult, especialista en miniaturas de vehículos exóticos, extraños y únicos, nos presenta su segundo Pegaso, también en esta ocasión un vehículo de Bomberos. Y la elección por parte de la empresa de Thomas Rotchmann no podía haber sido más adecuada, pues es muy acorde a su filosofía pues el modelo reproducido es uno de los Pegaso más especiales construidos, un modelo estrictamente único. Como es habitual en Autocult, la reproducción a escala 1/43 está realizada en resina, el material con el que trabaja habitualmente y que permite siempre un acabado más detallado. Destaca ante todo la precisión con que se reproducen los muchísimos pequeños detalles con que cuenta esta miniatura, tuberías, grifos, abrazaderas, mangueras, llantas, emblemas, cuadro de instrumentos y de mano de la autobombo, entre otros muchos elementos. Las formas y proporciones son correctas y fidedignas. Sin duda, es una gran noticia que un fabricante de miniaturas extranjero se interese por reproducir vehículos españoles, algo muy de agradecer y recordar que no es el único modelo de nuestra nacionalidad que puebla el catálogo de Autocult, pues ya son varios, como el Pegaso de Avilés, el Triver Rana o el Porsche Hispano Alemán.
Como curiosidad, casi de forma simultánea a la puesta a la venta por parte de Autocult de su Pegaso 140 DCI, el coleccionable de la editorial Salvat dedicado a los Camiones Pegaso también puso a la venta su versión, en su caso, una miniatura en diecast y plástico realizada por Ixo.
5 comentarios:
Una maravilla de Autocult; lo veo y viene a mi recuerdo, aunque no se le parezca mucho, el camión de bomberos del antiguo film Fahrenheit 451:
https://jaumecentelles.files.wordpress.com/2014/07/coche-bomberos.jpg
Abrazo!
Muchas gracias Juan, la verdad es que es de agradecer que algún fabricante extranjera sorprenda reproduciendo un rarísimo modelo español. Y ciertamente, tiene un aire al vehículo de dicha película.
Un abrazo para ti también
Si, Keko, recuerdo también al Mofletes de los bomberos de Avilés. Hay que agradecerle a Autocult por estas bellezas.
Cuidate mucho, un abrazo a la distancia.
Qué gran película... Y mejor libro de Bradbury.
A mi es una película que me aburre, la verdad, y el libro lo tuve que leer cuando estudiaba la carrera, y ya ni me acuerdo.
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