Cadillac venía usando desde 1949 el recurso estético de las aletas traseras inspiradas en las del avión Lockheed P38. Fueron los propios diseñadores de la casa, Harley Earl y Bill Mitchell quienes lo introdujeron después de ser invitados a un aeródromo y ver en acción al citado aeroplano. En 1957 los diseños de los coches americanos comienzan a cambiar. Las formas redondeadas se afilan cada vez más y las aletas adquieren una mayor dimensión y fueron las de los automóviles de la Chrysler Corporation, obra del gran Virgil Exner, las que atrajeron todas las miradas.
Dio comienzo entonces lo que la prensa especializada denominó la 'Fin War' -guerra de aletas- donde los principales fabricantes estadounidenses pugnaron entre sí por lograr las aletas traseras más altas, grandes y llamativas en sus coches. Y con permiso de los Plymouth, Dodge De Soto, Chrysler e Imperial que las lucieron bien, sin duda esta peculiar contienda estética fue ganada por Cadillac en 1959, o por lo menos se trata de las aletas más representativas de los autos de este periodo.
El nuevo estilo 'forward look' de los Chrysler de 1957 obra de Virgil Exner, en especial por su línea de cintura particularmente baja hizo a General Motors entrar en pánico y poner a sus equipos a trabajar en una nueva apariencia para sus Cadillac. Mientras que Bill Mitchell -que poco a poco iba tomando protagonismo- apostaba por las líneas agresivas de los aviones a reacción, los cohetes y los torpedos, Harley Earl se mostraba partidario de los adornos cromados y las aletas muy pronunciadas. Todas esas ideas confluyeron y el resultado fue uno de los grandes iconos del diseño automotriz.
Las grandes aletas coronadas por unos llamativos grupos ópticos que dan la sensación de ser el chorro de flujo de un reactor eran el elemento que hacía girar todas las miradas, pero también el enorme capó y el aspecto que achaparrado de la nueva línea de cintura más baja acentuaban su enorme tamaño.
Se ofrecía con cinco tipos de carrocería estándar: sedán de cuatro puertas con dos ventanas laterales o tres; coupé dos puertas, convertible y limousine alargada. Todos equipados con el motor V8 390 de 6.3 litros y 345 CV, aparejado a la caja de cambios GM Turbo Hydramatic. En el tope de gama se encontraba el Eldorado, sólo disponible como convertible, el denominado Biarritz, y el coupé de dos puertas con techo tipo 'bubble top' denominado Seville. El precio de ambos era de 7.400 dólares de su tiempo.
La miniatura que protagoniza la entrada de hoy es una referencia del fabricante británico Spark con unos años ya, completamente descatalogada, y que pude conseguir gracias a mi amigo Pablo Algarate que recibió esta unidad de manera sorpresiva en su tienda Car Scale World de Zaragoza. Como todos los productos de Spark, la miniatura es de resina. Cuenta con un molde correcto y proporcionado que replica muy bien al vehículo en cuestión. El acabado es el habitual de Spark, de alta calidad, con muchos detalles, la mayoría realizados en material fotograbado y piezas independientes ya sea el exterior como el interior. Hace ya unos años mostré en sendas entradas de este blog tanto el Eldorado Biarritz como el Serie 62 Sedan también de Spark y ahora se añade a ellos el Eldorado Seville.
2 comentarios:
Fantástico, es el Cadillac 59 que más me gusta, los detalles de la ventana a medio bajar y las manijas de puertas son increíbles.
Muchas gracias Fran. Llevaba mucho tiempo tras él y por fin lo conseguí. Es un modelo de gran calidad
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