Quien denominó a la década de los 30 como la 'Edad de Oro' del automovilismo no pudo estar más acertado. Todo lo relacionado en aquellos años fue superlativo, la creatividad en el diseño, el tamaño de los motores y de los propios coches y el ingenio aplicado a la innovación tecnológica alcanzó cotas que tardaron en verse de nuevo. La década de los 30 fue socialmente muy convulsa pues el mundo acababa de salir de una fortísima crisis económica y el ambiente político que se respiraba era como una coctelera a punto de explotar.
Paralelamente, en el mundo del automóvil se tenían dos tendencias, por un lado, marcas como Ford o Fiat trabajan por producir grandes cantidades de coches para motorizar a las clases populares, mientras que en el otro extremo de la balanza, gente como Bugatti, Duessenberg, Horch, Rolls Royce, Isotta-Fraschini o Hispano Suiza se preocupaban más en construir coches excepcionales para gente excepcional. Es en este contexto donde encontramos a la figura de Albert 'Buc' Bucciali.
Nacido en Francia en 1889, Albert Bucciali fue el segundo hijo del compositor ciego Joseph Bucciali. Desde muy joven no sólo aprendió a tocar bien el piando, sino también a construirlos y afinarlos. En 1902 tomó parte de una carrera local de automóviles con su hermano Angelo y desde entonces quedó cautivado por la mecánica, tanto, que quiso construir su propio coche. Tras graduarse en Filosofía en la Universidad de Boulogne compró su primer coche que personalizó con una bandera roja con las tres primeras letras de su apellido. Pese a que su experiencia mecánica se limitaba al arreglo de pianos y órganos, Albert lo compensó de forma autodidacta estudiando libros de mecánica, llegando incluso a construir un avión.
Los derroteros de Albert lo llevaron a convertirse en piloto de aviación, cuyo estilo arrojado y espectacular le condujeron a convertirse en piloto acrobático, y años más tarde con su hermano en las Fuerzas Aereas para luchar en la I Guerra Mundial. En el frente del Este, asistiendo con otros ases franceses al bando soviético, Albert tomó contacto con el mecánico checo Joseph Ksandr. En 1919, Albert volvió a casa como héroe de guerra.
Fue en esos años cuando comenzó a explotar su otra pasión, el automóvil. Todo el dinero que amasó como piloto de acrobacias y en la guerra le valió para montar su propia factoría en Courbevoie, fichando a varios prestigiosos mecánicos, como el checo Joseph Ksandr. El primer Bucciali vio la luz en 1922 y era una auténtica maravilla técnica que montaba un motor de cuatro cilindros en V y dos tiempos. El siguiente gran hito técnico fue el TAV2 de 1927, ideado cuando los hermanos Bucciali reorientaron la empresa hacia la labor puramente mecánica.
En 1929, Angelo y Albert llegan al Paris Motor Show con un nuevo coche, el TAV3. Se trataba de un coche espectacular con las miras puestas en los Estados Unidos, el principal mercado del automóvil de lujo. En un principio montó una carrocería firmada por Guillet, después se cambió por un diseño muy agresivo y estilizado firmado por Saoutchik, donde su baja altura y sus enormes ruedas causaban un acusado y atractivo contraste. En un principio iba equipado con un motor Continental americano de ocho cilindros en línea.
Tras varias muestras en Estados Unidos y el anuncio de que iba a ser producido con un motor V16, un cliente, George Roure, se interesó por uno, aunque finalmente optó por el motor ocho cilindros dado el tiempo de entrega de un año. Finalmente el coche montó un motor Voisin V12. Roure fue el que cambió la carrocería Guillet por la Saoutchik. Diversos factores terminaron por crear dificultades económicas a los hermanos Bucciali, como el fin de la colaboración con la empresa Peerless, que les abrió el mercado norteamericano. Finalmente sólo un Bucciali TAV3 fue construido, el 8-32 'Fleche D´Or', que estuvo en manos de George Roure, hasta que lo vendió al conde de Rivaud, un banquero de París. En 1970 se encontraron las piezas del coche desperdigadas, el chasis, la carrocería y el motor Voisin, que fueron trasladados a Estados Unidos, donde tras varios años fue reconstruido. En 1997 se intentó vender en la subasta de Christies en Peeble Beach, pero no encontró propietario. Un coleccionista suizo lo compró varios años después y su última aparición pública fue en el Concurso de Elegancia de Peeble Beach de 2006, donde fue la estrella indiscutible.
Esta miniatura está fabricada por Ixo, que hace tres versiones diferentes, esta, que es la perteneciente a la serie Museum, la versión simplificada para el coleccionable de Altaya 'Coches de Época' y la versión cromada para otra colección, 'Joyas del Automóvil en Plata'. Esta versión destaca por su rico acabado con muchas piezas independientes realizadas en material fotograbado. Se trata de una miniatura sumamente interesante de un automóvil excepcional que sólo existe una unidad. Esta miniatura representa al coche tal y como quedó tras su restauración y muestra en Peeble Beach 2006. Un modelo muy recomendable para los aficionados a los clásicos.
1 comentario:
Qué buena pinta tienen los IXO de alta gama. Además este modelo es imponente. Te felicito por esta magnífica pieza, vestida por Saoutchick, que más adelante carrozaría un Pegaso.
saludos!
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