Situémonos en la Norteamérica de los últimos años de la década de los 70. Tras dos crisis del petróleo el americano medio se empezó a dar cuenta de que tener en el garaje un coche de seis metros de largo con un enorme V8 bajo el capó no era un buen negocio. Sobre todo porque por menos dinero podía hacerse con un utilitario japonés que gastaba la cuarta parte de gasolina, andaba casi lo mismo y le permitía ir al trabajo, llevar a los niños al cole e ir al centro comercial a gastar desenfrenadamente en otros menesteres.
La crisis del petróleo sumió a los principales fabricantes norteamericanos en una catársis colectiva que concluyó con la reducción del tamaño de sus coches y del consumo de sus motores. Este movimiento no sólo afectó a los utilitarios, sino también a los coches de lujo. 1976 vio como General Motors presentaba una nueva y menguada generación Cadillac y el último gran Chrysler se vendió en 1978. Pero no todo el mundo sucumbió a esta moda, parafraseando a Uderzo y a Gosciny, todavía hubo un fabricante que se mostró irreductible, Lincoln, el buque insignia de la Ford Motor Company, que presentó en 1977 su colosal Town Car, el último representante de un 'American way of life' basado en el exceso mecánico y estilístico.
El nuevo Town Car seguía manteniendo el estilo anguloso, pesado y rococó de sus antecesores. El frontal seguía presidido por la clásica parrilla inspirada (por decirlo suavemente) en las de Rolls Royce. Los grupos ópticos delanteros seguían estando escondidos tras una trampilla. El techo estaba recubierto de vinilo y tras las ventanillas traseras seguía estando una tercera mas pequeña de forma ovalada denominada 'opera window'. Las ruedas traseras estaban semidescubiertas. Las trasera estaba rematada con dos discretas colas que alojaban las luces traseras, a la par que entre ambas se colocaba un gran módulo rectangular reflectante.
La única opción mecánica disponible era el V8 de 6,6 litros (400 ci) con una discreta potencia de 180 cv, que un año después quedó rebajada en 166 cv para terminar su último año con 160 cv. El interior contaba con enormes y confortables asientos de cuero y revestimientos en madera. Lincoln seguía ofreciendo los acabados Cartier, Givenchy, Bill Blass y Pucci. Después de tres años en producción, el Town Car dejó de fabricarse ya que la división Lincoln se vio obligada a seguir el ejemplo de Mercury y la propia Ford de reducir el tamaño de sus coches. Por tanto, al igual que pasó con los dinosaurios, el Lincoln Town Car de 1977 fue el último representante de una especie de coches que en un momento fueron la seña de identidad de los Estados Unidos pero que el mundo moderno ya no estaba dispuesto a dar cobijo.
La gama Lincoln de American Excellence-Neo da la bienvenida a un nuevo miembro, nada más y nada menos que el Town Car de 1977. En líneas generales podemos decir que se trata de una miniatura muy correcta de este coche, tanto en el molde como en el acabado. Como es norma habitual en los modelos de esta marca, el detallado es muy rico y prima ante todo el uso de material fotograbado para la mayoría de piezas independientes y detalles. La miniatura está disponible en dos colores, beige y amarillo y burdeos con marrón.
1 comentario:
Hi Keko,
You couldn't make me more happy than by presenting this model. This is one of my favourite cars ever and, despite that fifteen years have passed by, I still regret today of not having bought a fair '79 Town Car that I had found by chance. One day perhaps?
As for your post, it is as interesting as ever but I noticed two things: first of all, Goscinny is spelled with two "n"s; secondly, and more important, you seem to have included some bit of confusion between the Continental and the Continental Mark V. True, Lincoln's series are quite confusing themselves.
The Town Car you present here is actually, by its correct name, a Continental. The sedan was called a Town Car, while the coupe was - guess - a Town Coupe. It wasn't launched in 1977, but a full seven years before, and was built throughout the decade. It was updated yearly from 1970 to 1974, as was the practice back then, but from its main 1975 facelift didn't change much until it retired at the end of 1979, the very last of Detroit's behemoth - the end of an era.
The Continental Mark V, on the other end, was Lincoln's "personal coupe", with similar drivetrain to the Continental and closely related styling, but actually independent from it. It was indeed launched in 1977.
To present it another way, the Continental was Lincoln's challenger to its archrival Cadillac's DeVille, while the Continental Mark V was its Eldorado.
Regards,
Lorenzo.
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