Alfa Romeo acudió a la Exposición Universal de 1967 celebrada en la ciudad canadiense de Montreal un llamativo prototipo sin nombre con un agresivo diseño de Marcello Gandini, entonces enrolado en las filas de Bertone. No tenía ningún nombre pero todo el mundo lo bautizó como la ciudad donde fue expuesto por primera vez. Estaba basado en un chasis Giulia Sprint GTV con un motor 1.600 cc del Ti.
Entre la buena sensación que había causado y que en la dirección de Alfa Romeo sonaba la idea de producir un deportivo de alta gama con el que competir con otros fabricantes como Porsche, Maserati o BMW, finalmente aquel prototipo mostrado en la muestra mundial canadiense vio la luz de forma definitiva en el Salón de Ginebra de 1970. Los rasgos estéticos los mantuvo pero en el capítulo mecánico todo era radicalmente diferente, pues el Tipo 10564 iba equipado con un motor V8 de doble árbol de levas muy similar al del 33 Stradale, la versión de calle homologaste del exitoso Tipo 33 de carreras.
El V8 a 90 grados cubicaba 2.600 cc y erogaba 200 cv gracias al sistema de inyección desarrollado por la empresa filial Spica. Finalmente se optó por denominarlo Montreal dado que desde su primera aparición en fase de prototipo en la exposición celebrada en la ciudad del Quebec canadiense ése había sido su nombre oficioso.
De los peculiares rasgos estilísticos de su carrocería destacan los faros delanteros parcialmente cubiertos con una rejilla y la toma de aire frontal tipo NACA que disimulaba el abombamiento central de capó motivado por la colocación del sistema de inyección Spica antes mencionado. Las rejillas del pilar B eran puramente ornamentales. Muchos especialistas y aficionados coinciden en que el Montreal guarda un estrecho parecido estético con el Lamborghini Miura.
El Montreal estuvo en fabricación hasta 1977 y se vendieron 3.925 unidades. Curiosamente, ninguna se registró originalmente en la zona del Quebec, pues el coche no llegó a Norteamérica al tener que enfrentarse a una serie duras modificaciones para cumplir con la estricta normativa ambiental. Su pobre fiabilidad fue su gran talón de Aquiles, con todo, el Montreal es un automóvil de auténtico culto por 'alfistas' y apasionados del motor.
Por último, es mu recomendable el visionado de la persecución que libran Michael Cane con su Alfa Romeo Montreal marrón oscuro contra un Porsche 911 Targa en la película de acción de 1974 'The Marseille contract', donde también actúan con brillantez Anthony Quinn y James Mason.
El Montreal es uno de esos coches de los que siempre se encuentran miniaturas en el mercado. La versión de Minichamps, magistralmente ejecutada, viene a ocupar por precio, un escalón medio, entre las reproducciones baratas y más rudimentarias como las de EG Edison e Ixo, y las más artesanales y exclusivas de Look Smart y SMTS.
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