De Tomaso, con su Mangusta, y Lamborghini, con su Miura, prendieron una llama a principios de la segunda mitad de los 60 que marcó un camino sin retorno en el modo de construir automóviles deportivos al colocar el motor en posición central sobre el eje trasero, del mismo modo que se venía haciendo en los coches de competición. Sin embrago, otras firmas como Ferrari y Maserati siguieron apostando por la configuración del GT clásico con motor delantero y tracción trasera, siendo buena prueba de ello los 365 GTB/4 Daytona y Ghibli, hoy día dignos habitantes del Olimpo de los supercoches.
Sin embargo, la tendencia iba a cambiar. En 1968 Citroen adquiría Maserati a los hermanos Orsi y la propuesta de un nuevo superdeportivo con motor central no tardó en ponerse sobre la mesa. De esta forma, Maserati presentaba en el Salón de Ginebra de 1971 el Bora. Su diseño se encomendó a Giugiaro, ahora en Italdsesign, que unos años antes logró un importante éxito con el Ghibli.
Con el Bora, Maserati rompía claramente con su tradicional manera de construir coches, quedando claro que quien estaba detrás de todo era la nueva propietaria, Citroen. Hasta ahora, los coches de Maserati habían destacado por un conservadurismo técnico. El Bora incorporaba una serie de innovaciones que lo hacían más práctico y civilizado que sus antecesores, pedales hidráulicos, un volante pivotante que facilitaba el acceso del conductor, frenos de disco, faros delanteros retráctiles y un generoso espacio de maletero en toda la parte delantera del coche, entre otras.
Los menores cambios se produjeron debajo del capó, pues allí estaba el sempiterno V8 de la marca derivado del mítico auto de carreras 450 S. En un principio se optó por la versión de 4.7 litros y 310 CV, que gracias a la ligereza y buena penetración aerodinámica de su carrocería, lograba superar los 260 Km/H. Una versión de 4.9 litros y 350 CV estuvo disponible para el mercado americano desde 1975, llegando a Europa en 1977, un año antes de que se dejase de fabricar.
Minichamps sigue ampliando su catálogo de Maserati clásicos con esta bonita miniatura del Bora, con un molde de formas y proporciones correctas y el habitual acabado de la marca con cantidad de detalles y muy buena calidad.
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