Las más prestigiosas firmas carroceras han tenido la costumbre de vincular su nombre al de un fabricante de automóviles a lo largo de la historia. Entre los casos más sonados están el de Ferrari con Pininfarina o Rolls Royce con HJ Mulliner y Park Ward, en este último caso ambos carroceros pasaron con el tiempo a ser propiedad del fabricante en sí. Fueron muchos los artesanos de la carrocería que aplicaron sus diseños sobre los chasis de la prestigiosa Hispano Suiza, pero hay un nombre especialmente ligado a la misma, el de la casa francesa Vanvooren Carroserie. ¿Puede ser casualidad que la sede de Vanvooren estuviera a escasos metros de la factoría de Hispano Suiza de París y que esta proximidad geográfica influyera decisivamente? Puede que sí, pero es innegable que los chasis Hispano Suiza carrozados por Vanvooren se encuentran entre los más elegantes, de hecho, desde 1932 hasta el cese de producción de la firma de la cigüeña, dos tercios de su producción automovilística equipó las carrocerías de Vanvooren.
Achille Vanvooren inició su negocio de construcción de carrocerías para carruajes y automóviles en 1910 en Corbevoie, pedanía del noroeste de París. Nueve años después Achille se retiró de la empresa dejando a su frente al director técnico Marius Daste, el cual logró en 1923 la licencia para fabricar las carrocerías de la firma aeronáutica americana Weymann. Fue famoso y notorio el trabajo realizado por Vanvooren para fabricantes tan prestigiosos como Mercedes, Rolls Royce, Bentley, Bugatti o Hispano Suiza.
La relación de Vanvooren con la firma barcelonesa fue muy estrecha desde que abriesen su filial francesa en Bois-Colombes, puesto que ambas fábricas estaban a unos cientos de metros de distancia. De hecho, desde 1932 Marius Daste consiguió de la dirección de marca de la cigüeña una especie de certificado de oficialidad para su empresa, estrechándose notablemente la relación entre ambas compañías, llevando ello a que más de los dos tercios de la producción de Hispano Suiza franceses entre 1932 y el cese de actividad llevaran las carrocerías de Vanvooren, esto es los modelos H6B, H6C, K6 y J12. Los daños colaterales de la II Guerra Mundial sobre su fábrica y la decadencia de los fabricantes de autos de lujo en Francia tras la contienda, incluida Hispano Suiza, que abandonó la producción de coches y se centró en los motores de aviación, hicieron que Vanvooren Carroserie cerrase sus puertas en 1950.
De entre las muchas creaciones de Vanvooren sobre chasis Hispano Suiza vamos a centrarnos hoy en el precioso Cabriolet J12 propiedad del coleccionista norteamericano Peter Mullin y que se encuentra en el museo homónimo dedicado al periodo Art Decó en la localidad californiana de Oxnar. Fechado en 1935, poco se conoce de los primeros tiempos de este coche, tal y como reconocen en la propia web del museo. El primer registro que tiene constancia de este chasis es en los Laboratories de Tirage Cinematographique de Saint-Cloud, este de París. En un principio fue carrozado por Fernández & Darrin como limousine equipando a posteriori la elegante carrocería cabriolet de Vanvooren con diseño de patente Weymann.
Una fotografía del libro que escribió el periodista Johnny Green sobre Hispano Suiza sitúa este coche con su aspecto actual en Los Ángeles a principios de los 50. Uno de sus primeros propietarios fue el pionero del coleccionismo de autos clásicos Richard Paine, de Mount-Dessert, Maine. Ya en los años 80 pasó a ser propiedad de otro prestigioso coleccionista, en este caso John Mozart de Palo Alto, California, que llevó a cabo su restauración en su propio negocio, aunque la reconstrucción de su motor se realizó en el taller de Phil Reilly. Desde 1992 es propiedad de Peter Mullin.
Inaugura el mes de mayo de 2016 en 'El Kekomóvil' una pieza realmente soberbia, el Hispano Suiza J12 Cabriolet Vanvooren réplica del que se encuentra en el Museo Mullin realizado por Minichamps dentro de la serie que el fabricante alemán de miniaturas tiene dedicado a los coches de este museo californiano. La miniatura, realizada en resina, es de una manufactura excelente. Llama ante todo la atención la delicadeza y precisión de todos sus detalles y es inevitable que la vista se nos vaya hacia la cigüeña que corona su radiador, hecha en metal fotograbado en lo que viene siendo un trabajo de auténtica orfebrería. En esta misma condición están todos los elementos del coche cuya terminación se ve coronada por un molde preciso y proporcionado y una excelente aplicación de la pintura en la elegante combinación de dos tonos azul oscuro que caracteriza al coche real. Una de las mejores miniaturas y más interesantes de las que integran este serie que Minichamps ha dedicado al Museo Mullin y de especial interés para el coleccionista español, pues pese a ser el Hispano por excelencia de la filial francesa, no debemos olvidar que Hispano Suiza fue un fabricante español y una pieza fundamental de nuestro patrimonio industrial y de la cultura del automovilismo.
2 comentarios:
Es alucinante, la verdad... yo estaría contentísimo de tener una pieza así!
No entiendo cómo hay gente que luego diga que coleccionamos "cochecitos", bendita ignorancia...
Enhorabuena por tener algo de este porte, una pieza que no puede dejar indiferente a nadie.
Saludos.
Este Hispano Suiza es una de las piezas más finas que tengo en mi colección, y la mejor dentro de todos los que tengo de esta serie de Minichamps dedicada al Museo Mullin (siete). Hispano es una de mis marcas predilectas, lástima que salen pocos y normalmente caros, pero bueno, se apuesta por la calidad en vez de la cantidad...
Saludos Antonio!!
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