El Gobierno francés introdujo tras la II Guerra Mundial una tasa que gravaba de forma estratosférica a los coches con más de 20 cv de potencia fiscal, o lo que es lo mismo, a los coches considerados de lujo. Ello fue un duro varapalo para empresas como Delahaye o Bugatti, que ya se encontraban bastante maltrechas por los efectos de la contienda. Entre ellas estaba Hotchkiss, firma fundada por el americano Benjamin Berkely Hotchkiss en St Denis en 1867, un próspero fabricante de autos de gran porte.
El Anjou fue el último modelo producido por Hotchkiss antes de su fusión con Delahaye y Delage y reorientar la actividad hacia a producción de vehículos militares, entre ellos, el popular Jeep de Willys Overland. El Anjou vio la luz en 1950, siendo presentado en el Salón de París ese mismo año. Venía a sustituir al 686, que era el primer modelo que Hotchkiss producía tras la II Guerra Mundial.
Con respecto a éste, el Anjou tenía un diseño más moderno con los faros integrados en las aletas. Estaba disponible con dos opciones mecánicas, un cuatro cilindros de 2,3 litros y 75 cv; y un 3,5 litros de seis cilindros de 100 cv, precisamente la versión que se vio afectada por la tasa de los 20 cv fiscales. Ambos motores podían ser combinados bien con transmisión manual de cuatro relaciones o una semiautomática Cotal, siendo ésta la más elegida por resultar más acorde para un auto del porte del Anjou. Una elegante versión descapotable del Anjou se vendió bajo el nombre Anthèor. En sus cinco años de vida se produjeron 5.465 unidades del Anjou, de las que 40 corresponden al Anthèor.
La miniatura protagonista de esta entrada apareció en el fascículo número 52 del coleccionable 'Nos Chères Voiutures D´Antan' que editase Altaya en Francia paralelamente a la colección 'Nuestros Queridos Coches' y como viene siendo habitual en estos casos está fabricada por Ixo. Tal y como he comentado en más de una ocasión, este modelo a escala es el perfecto de ejemplo del celo que la editorial Altaya pone en las miniaturas que aparecen en sus coleccionables de Francia por contraposición de lo que pasa en España, y no hablo de imprecisiones o fallos en la miniatura con respecto al coche real, sino a a calidad del modelo en sí, mucho más cercano a los modelos que Ixo vende en las tiendas de miniaturas que de un coleccionable de kiosco en términos de acabado y calidad. Por supuesto se trata de una miniatura que refleja muy bien el auto que reproduce, con muy buen nivel de calidad.
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