La consecución del récord de velocidad de 200 Km/H para un coche italiano sobre el circuito de Monthlery no sentó muy bien al Automóvil Club francés. Eran tiempos difíciles en una Europa post depresión económica y donde los gobiernos totalitarios de Alemania e Italia había convertido la situación en una suerte de olla a presión donde cualquier momento o actividad era una buena excusa para hacer apología de las ideas ultra nacionalistas. Así pues mientras Alemania e Italia inyectaban directamente ingentes cantidades de dinero en sus fabricantes de autos de competición, la cosmopolita y liberal Francia tuvo una ocurrencia más decadente.
El fabricante francés que lograse fabricar un automóvil capaz de llegar a los 200 Km/H de velocidad máxima y mantener un crucero de 147 Km/H antes del 31 de marzo de 1937 recibiría 400.000 francos. Una de las condiciones era respetar las normas para motores de los Grandes Premios. No más de 4,5 litros para motores atmosféricos y tres litros máximo para los sobrealimentados. Ningún fabricante se interesó por ello, no obstante, a la propuesta del Autómovil Club se unió un conglomerado de fabricantes de piezas y repuestas, subiendo la cuantía a un millón de francos y alargando el plazo hasta el 31 de agosto. Talbot-Lago, Bugatti y Delahaye, tres de los más afamados fabricantes franceses de la época recogieron el guante y aceptaron el rato. Talbot-Lago desistió pronto. Bugatti partió de un motor que ya tenía y no fructificó. Delahaye por su parte, tiró la casa por la ventana y comenzó a trabajar en un motor cien por cien nuevo.
Y finalmente fue Delahaye quien se llevó el gato al agua, construyendo un nuevo motor V12 de 4,5 litros -hasta ahora había usado motores de seis cilindros en línea- en aleación ligera de aluminio y magnesio. El coche logró el premio del millón, conducido por el as francés René Dreyfuss en configuración de monoplaza para Grandes Premios y como biplaza para Le Mans y la Mille Miglia.
El modelo que nos ocupa lleva el número de chasis 48773 construido en 1938 y vendido a las hermanas Lucy y Laurie Schell, hijas del propietario del Ecurie Bleue Racing Team. Un año más tarde el coche fue vendido a AM Duprie, que lo llevó al carrocero Henri Chapron. El coche permaneció durante la II Guerra Mundial en casa de Chapron, puesto que el señor Duprie desapareció durante la contienda. Otra persona, de nombre Vanpoucque, trató también de comprarlo pero no terminó de pagarlo, por lo que Chapron lo vendió al dueño del concesionario Sonauto, August Veuillet, que a su vez lo vendió a Max Hoffman, el apasionado norteamericano agente de Mercedes y BMW para los EEUU. Después lo tuvo William Procter que lo vendió a Robert Grier, el cual acometió una exhaustiva restauración y lo expuso en el Museo Austin Clark. Lew Gotthainer lo compró a la viuda de Grier y lo vendió al vendedor Uwe Hucke, que lo envió de nuevo a Francia. Allí, en 1977 lo compró el conde Hubertus Von Doenhoff y finalmente, en 2004, Peter Mullin se hizo con él para su museo de California, donde permanece en la actualidad.
Realizado por Minichamps para la colección dedicada al Museo Mullin, el Delahaye 145 V12 Chapron Coupé es una miniatura con un alto nivel de calidad. El modelo es de resina, lo que le confiere un mayor detalle que refuerza su realismo. Sin duda, de las mejores miniaturas realizadas por Minichamps, según mi experiencia con esta marca.
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