Siempre se dijo que Alejandro de Tomaso era un gran oportunista. Con sus tres primeros modelos, los Vallelunga, Mangusta y Pantera, se subió rápidamente al carro de los deportivos de motor central-trasero, corriente iniciada por coches como el Lamborghini Miura o el Dino de Ferrari, y que después la mayoría de fabricantes siguió. Con el objetivo de diversificar un poco su gama de productos, De Tomaso decidió introducir una berlina de cuatro puertas en su gama y en esta ocasión, el espejo en el que se miró fue en el del sedán de moda del momento, el Jaguar XJ, un coche que conjugaba a la perfección clase, elegancia y deportividad.
Al igual que pasó con el Pantera, el diseño del nuevo De Tomaso sedán corrió de manos de Ghia y su diseñador estrella, el americano Tom Tjarda. Denominado Deauville, en honor de la elegante ciudad francesa famosa por sus carreras de caballo, el nuevo coche de la casa de Modena era muy ancho, bajo, con la cintura muy alta, morro y maletero muy prominentes y un frontal de dobles grupos ópticos con una parrilla trapeziodal invertida, o sea, que era un calco del Jaguar XJ, de hecho, algunas publicaciones especializadas lo han llegado a llamar de forma oficiosa "el Jaguar italiano". Incluso detalles como las dos bocas de llenado de los depósitos de combustible delante de la tapa del maletero reforzaban aún más "la inspiración" de su diseño. No obstante, el Deauville, era algo más corto que el Jaguar XJ. Bajo el enorme capó se escondía un enorme motor Ford Cleveland de 5,7 litros (351 ci) de 330 cv de potencia, que iba de serie unido a una caja de cambios automática de tres velocidades también de Ford. La suspensión era independiente. En el interior predominaban el cuero y las maderas nobles.
Resulta curioso que a lo largo de los 14 años que estuvo en el mercado apenas se vendieron 240 unidades. En relación a sus pobres ventas, hay quien sostiene que muchos de sus posibles compradores encontraron el motor Ford V8 demasiado ruidoso para un sedán de semejante categoría, pero también se hablaba de la "deficiente" red de consesionarios de De Tomaso. Resulta paradógico que el Deauville no se vendiera en los Estados Unidos, cuando era un coche que muy probablemente hubiera tenido mucho éxito allí.
De entre los 240 Deauville construidos destacan especialmente uno con carrocería familiar, fabricado para la mujer de Alejandro de Tomaso, y tres con blindaje, uno para la familia real belga y otro para la República Italiana, que se encuentra en el Museo della Polizia di Stato de Roma, y un tercero destinado a un cliente de los Estados Unidos.
Hasta ahora, la única miniatura en 1/43 que se podía conseguir con cierta facilidad del De Tomaso Deauville era precisamente la reproducción del modelo que está en el Museo della Polizia di Stato, fabricado por EG y que se puso a la venta a través de un coleccionable italiano dedicado a los coches de Policía de dicho país. Nunca tuve dicho modelo pero las críticas en los foros siempre fueron muy buenas. Ahora viene Neo y nos sorprende con una preciosa reproducción de esta superberlina, en un elegante azul oscuro metalizado con interior claro y cuero bicolor. Las formas de su molde parecen bien resueltas. Neo en vez de calzar al Deauville con las llantas habituales multiradio lo ha hecho con las mismas de los primeros Pantera, pero el resultado es muy agradable a la vista. Muy trabajadas las placas de matrículas de Milán. Como es habitual, la tienda alemana Modelcar World cuenta con una versión personalizada en color cobre metalizado y limitada a 300 unidades. Dado el buen trabajo realizado, no estaría mal que Neo nos sorprendiera en un futuro próximo con un Longchamp.
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