martes, octubre 13, 2009

Rover Mini Cabriolet de Spark







Desde su nacimiento, muchos fueron los carroceros que vieron estimulada su creatividad con el Mini. El primer Mini descapotable fue construido por Crayford, especialista británico en convertir coches cerrados en abiertos. Descapotar el Mini costaba 129 libras añadidas a su precio base de 500. Recalcar que esta transformación se hacía sin ninguna oficialidad. En junio de 1991, el importador de Rover para Alemania, Lamm, también desarrolló su propio cabrio sobre la base del Cooper. Se produjeron 150 ejemplares, de los que 75 fueron a parar a Gran Bretaña.

Finalmente, en el marco internacional del Salón del Automóvil de Birmingham de 1992 Rover presenta oficialmente el Mini Cabriolet. Éste fue desarrollado por la división de Productos Especiales en colaboración con el carrocero germano Karmann. El coche se fabricó en la clásica planta de Longbridge.

En el apartado mecánico, el Cabriolet montaba el motor 1.3 litros del Cooper. El Mini Cabrio llevaba una elaboración especialmente cuidada, con un interior muy elegante lleno de adornos en inserciones de madera y el volante de piel. Fuera destacaban los parachoques con spoiler y los pasos de rueda ensanchados y las llantas de aleación. Sólo se fabricó en dos colores, Nightfire Red y Caribbean Blue. En ambos el tapizado interior era gris y sólo en el rojo era posible llevar la capota del mismo color que la carrocería, pues en el azul era negra. Su precio de venta fue muy elevado, 11.995 libras. Sólo se vendieron 414 unidades hasta 1996.

Spark sigue con las pilas cargadas y cada mes sorprende con una nueva variante del mítico utilitario inglés. Ya anteriormente he presentado aquí el Mini Marcos y el 1275 GT. En esta ocasión estamos ante una preciosa e inédita miniatura de un Mini Cabrio donde el molde y las proporciones son perfectas. El nivel de detalle es muy alto, viene a ser el habitual de cualquier miniatura de Spark, donde la construcción en resina siempre permite alcanzar altos niveles de precisión. Destacan en el exterior los adornos hechos en piezas independientes y los logos de fotograbado. El interior está muy cuidado, con el clásico salpicadero de madera. Es quizás aquí donde se halla el mayor fallo del coche, ya que Spark ha pintado el interior de rojo y ningún Mini Cabrio lo tuvo así de serie, no obstante es posible que algún propietario sí lo hiciera por su cuenta. No obstante, no es un fallo que cuando se vea la miniatura al natural sea un hándicap negativo de compra.

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