Como cuna del automovilismo deportivo, la lista de fabricantes de autos deportivos de Gran Bretaña es sin duda la más extensa del mundo. Pero al hablar de un deportivo británico no necesariamente nos referimos al concepto que de este tipo coches se tiene hoy día, sino visto desde la perspectiva del aficionado. Se dice que la fórmula inglesa para construir un coche deportivo tiene tres pasos: un buen chasis, una carrocería atractiva y ligera, y todo completado con el mayor número de componentes mecánicos, motor incluido, derivados de la gran serie, que más tarde serán oportuna modificados para adaptarlo a las circunstancias que se exigen. O sea, el deportivo británico es un auto hecho para una persona normal, que de lunes a viernes acude a su trabajo y llegado el fin de semana saca de su garaje su coche y se lo lleva a dar una vuelta por la campiña o al circuito más cercano para, a la vuelta, pasar todo el domingo en el garaje haciendo ajustes y reparaciones.
TVR es uno de los mejores ejemplos de un pequeño productor británico de autos deportivos para entusiastas. La empresa fue fundada en 1947 en la localidad de Blackpool por Trevor Wilkinson con el apoyo de Jack Pickard. Su nombre, TVR Engineering, es la unión de las tres consonantes que contiene el nombre de su fundador. Sus primeros productos destacaron por la calidad de su ingeniería y acabados, pero lo cierto es que las finanzas de la empresa eran un desastre, por lo que Trevor se veía obligado a vender los dos primeros prototipos fabricados para lograr más financiación. Un tercer prototipo lo mantuvo Wilkinson bajo su propiedad y tomó parte con él en algunos ralles locales. Le siguieron otros modelos, llegando a exportar algunos a Estados Unidos vendidos bajo la marca Jomar, creada por el socio de Trevor en al otro lado del Atlántico, el importador Ray Saidel. El nombre Jomar surgió de la unión de los de sus hijos, John y Margaret.
En 1958 Trevor Wilkinson comenzó a trabajar en un proyecto que mezclaba una carrocería de fibra vidrio acoplada a un robusto y ligero chasis tubular a lo que añadió elementos mecánicos y técnicos provenientes de la gran serie. Frenos de Austin Healey, dirección y suspensión delantera de un Volkswagen Beetle, suspensión trasera Triumph, parabrisas del Ford Cónsul y un motor Coventry Climax de 1.100 cc. Nacía así la primera serie del TVR Grantura. Era especialmente llamativo su peculiar diseño, de formas muy compactas que le valió el apelativo de 'Dwarf' o 'Gnome' (Enano, Gnomo). También se montaron algunos Grantura MK I con motor Ford 1,2 y BMC 1,6 como el que montaba el MG A. En 1960 se empezaría a vender el Grantura MK II, con un pequeño restyling estético y motores MG 1,6 y Ford 1,3. La tercera serie del Grantura montó un chasis más grande y el rediseño de sus formas corrió a cargo de John Thurner, siendo especial llamativa su nueva trasera con grupos ópticos del Ford Cortina. Estos equiparon motores MG 1,8 y Ford 1,8. A partir de 1967 el Grantura fue sustituido por el Vixen. El americano Jack Griffith desarrolló un Grantura con motor Ford V8 que se denominó TVR Griffith 200.
Spark cuenta con una buena representación de modelos TVR, sobre todo los más modernos. Ahora toca el turno de los más clásicos. Llama la atención como Spark cada año mejora la calidad de sus reproducciones sustancialmente, aumentando la finura, tanto de sus moldes como de sus acabados. En el caso del pequeño TVR, llama la atención que las llantas de radios tengan una medida justa y acorde. Una excelente reproducción de un coche poco reproducido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario