Existen una serie de coches cuya huella en la historia de la automoción ha sido más profunda que la de otros. La marca de la estrella cuenta en su haber con una buena representación de estas máquinas, pero sin duda la estrella más fulgurante del firmamento de Stuttgart es el 300 SL, más conocido popularmente como "Gullwing" (alas de gaviota), además de su variante descubierta o roadster.
Mercedes viene usando las siglas SL ("Sport Leicht", deportivo ligero) para designar a sus coches de corte más deportivo, valga la redundancia. El 300 SL fue el primero de una saga que hoy perdura. Es un vehículo de capricho en el sentido estricto de la palabra, pues su gestación obedece a un capricho de un caprichoso, que le sacó un bue partido.
Hacia principios de los 50, Mercedes presentó un prototipo de chásis multitubular al que se le colocó un motor de seis cilindros en línea derivado de los 300S. El conjunto se coronó con una preciosa carrocería ligera, obra del maestro Rudolf Uhlenhaut. El coche, denominado 300 SL W194, se destinó a la competición. Pero fue a raíz de la Carrera Panamericana cuando una persona se fijó en él, su nombre era Max Hoffman, un vendedor de Mercedes neoyorquino que afirmó ser capaz de vender el coche en los Estados Unidos.
La promesa de Hoffman fue muy radical, se dirigió a la cúpula de Stuttgar diciendo "Les compro 1.000 unidades si fabrican el coche". la decisión no se hizo esperar y el 300 SL entró en producción. Lo que no sabían en la Mercedes es que el capricho de Max Hoffman la consagraría en el olimpo de la automoción aún más.
El 300 SL W198, el modelo definitivo, vio la luz en 1954. Su carrocería era levemente distinta del prototipo, más elegante y recargada por ser un coche de calle. Conservaba sus puertas de ala de gaviota, lo que le valió el apelativo "Gullwing". En el apartado mecánico, el motor de seis cilindros en línea y 3.0 litros erogaba 240 cv, siendo de los más potentes de su clase. Se convirtió en seguida en el coche preferido de los famosos, pese a que sus clientes encontraron defectos como el subviraje trasero o un habitáculo caluroso y claustrofóbico.
En 1957 apareció la versión abierta o roadster, cuyas puertas abrían de forma normal. El 300 SL estuvo en el mercado hasta 1963, fecha en el que fue sustituido por el modelo 230 SL "Pagoda", más grande, pesado y menos derportivo. El coche tuvo también un gran éxito en la competición. Entre sus propietarios figuraron el piloto Stirling Moss, el actor John Wayne o el rey Hussein de Jordania.
Minichamps tiene muy bien representada todos los modelos de la clase SL, y el primero de la saga no podía faltar. Pese a que es un coche muy reproducido, la miniatura en escala 1/43 de Minichamps brilla con luz propio, no sólo sobre modelos económicos y baratos, sino también con otros de precio similar o superior como son los casos de Bang o Schuco. Ambos modelos muestran un molde excelente y encima, muy bien ornamentado en el exterior. En la versión "Gullwing" se podría echar en falta la apertura de puertas, aunque en muchas ocasiones, los fabricantes de miniatura de colección han condenado a simple juguete un buen modelo por dotarlo de partes practicables, puesto que considero que las puertas están mejor así. En lo referente al roadster, curiosamente es el interior, perfectamente visible, el que peca de demasiado simplismo en relación al cerrado. Destacan en ambos que cuentan con base metálica, costumbre poco habitual del fabricante germano de miniaturas, que prefiere para estas piezas el plástico.
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