sábado, agosto 03, 2019

Chevrolet Impala 1961 de Goldvarg Collection










La estética de los coches fabricados en Estados Unidos comenzó a cambiar en 1961 con la desaparición de las grandes aletas traseras que en los dos años anteriores habían alcanzado su cénit de tamaño. Los ornamentos cromados aún permanecían pero de una forma más racional. La nueva generación de automóviles se distinguía por sus formas planas y alargadas que desembocaron en coches con impresionantes voladizos traseros y delanteros.

El Chevrolet Impala alcanzó en 1961 su tercera generación desde que empezó a comercializarse en 1958. Como otros autos coetáneos había perdido sus características aletas traseras, aunque las formas de su zaga describían un diseño que aún recordaba de alguna manera ese exitoso diseño donde aún permanecían las triples luces traseras.

Fue en el Impala de 1961 cuando Chevrolet incluyó por primera vez en uno de sus coches el paquete de opciones SS o Super Sport, que años después se vería en los Camaro, Chevelle, etc. En un principio los Impala SS podían adquirirse con cualquiera de las carrocerías disponibles, pero finalmente este equipamiento se reservó para los coupé y descapotable. 

En el capítulo mecánico, los Impala SS equipaban el motor V8 350 ci de 5.7 litros y 305 CV; y el nuevo 409 ci de 6.7 litros que erogaba 350 CV de potencia. Una batería más resistentes, frenos mejorados, amortiguación deportiva y dirección asistida conformaban el paquete de opciones SS. Fue tal el éxito de los Impala SS que hasta el grupo de rock The Beach Boys les dedicó una canción titulada '409', una melodía emblemática para los fans de Chevrolet y de los Impala.

Chevrolet vendió un total de 491.000 unidades del Impala del 61, de las que 453 llevaban el paquete SS. Muchos autores sostienen que se trata del primer Muscle Car, aunque otros han considerado antes también otros coches.

El modelista argentino Sergio Goldvarg vuelve a la carga, siempre en el mejor de los sentidos. Cada modelo que Sergio publicita en sus redes sociales crea una gran expectación, tanta que al poco tiempo de llegar a las tiendas se agotan. Hace unos meses anunció la llegada del Chevy Impala del 61 e incluso llegó a colgar el cartel de 'sold out' en los modelos que el mismo vende directamente. Dos referencias del Impala del 61 ha puesto a la venta Goldvarg, el GC-11A en combinación de color blanco sobre turquesa, y el GC-11B en 'fawn metallic'. Lo primero que destaco en mi análisis es el molde utilizado, correcto en formas y proporciones. El acabado final es muy rico donde destaca el uso de elementos independientes en metal fotograbado que le otorgan un gran realismo. Incluso al interior no le falta un sólo detalle, incluidos los típicos vinilos de la época. Una reproducción costosa, sí, pero que vale cada céntimo que se paga por ella, pues merece la pena de tenerse en la vitrina. Y como siempre, agradecer a Sergio Goldvarg su enorme profesionalidad con los coleccionistas no ya sólo a la hora de ofrecer las mejores réplicas, sino de comunicarse con ellos en los diferentes soportes digitales y pedir opiniones. Muchos deberían de tomar nota de su ejemplo para no cometer las pifias que cometen. Seguiremos atentos a las novedades que puedan venir de manos de Sergio. Como es habitual, esta miniatura forma parte de una serie de limitada y numerada tal y como se puede ver en la última imagen donde aparece la placa identificativa, en el caso de mi unidad es la número 173 de un total de 210.

4 comentarios:

Mariano dijo...

Tremenda pieza, belleza, elegancia, excelencia y finura. Cobra valor al ser una edicion limitada.

Saludos!

Fran Galea dijo...

Realmente es una joya, hermoso auto y modelo.

Llana7 dijo...

Maravilloso. El Impala del 61 es uno de mis de mis clásicos americanos favoritos y supuso una ruptura con el barroquismo de los años precedentes.
Deliciosa pieza maestro.
En cuanto vuelva de vacaciones intentaré hacerme con el azul, así que espero que disculpes que te lo copie.
Un abrazo.
Roberto - llana7.

Keko dijo...

Nada, puedes copiarme sin problema. Te va a encantar esta réplica y cuidado, los Goldvarg enganchan