La industria británica del automóvil llegó a la década de los 70 como una triste y pequeña sombra de esa referencia europea y mundial que había sido apenas 10 años antes. Bajo el paraguas de la British Leyland se agruparon entonces algunas de las marcas de la extinta BMC, como Austin, Morris o MG añadiéndose otros nombres legendarios como Triumph, Jaguar y Rover. Un año después de que el Gobierno tuviese que salvar de la bancarrota a British Leyland, la empresa comenzó a trabajar en un automóvil que debía sustituir tanto al Rover P6 como a los Triumph 2000/2500, o sea, a las gamas altas de ambas marcas.
El proyecto se encomendó al tándem de ingenieros David Bache y Spen King, siendo el primero encargado del estilo y el segundo de la mecánica. Denominado en un principio RT1 (Rover Triumph 1) recibiría finalmente el nombre SD1 por ser el primer proyecto de la recién creada Specialist División, un nuevo departamento dentro de la BL donde se englobaban las dos marcas antes mencionadas.
El equipo de David Bache desarrolló un atractivo e impactante diseño que según el propio autor se inspiraba en el concept car de la casa, el BL 1800, y en el mismísimo Ferrari 365 GTB4/ Daytona. Obviamente, de mitad hacia delante el parecido con el auto de Maranello es más que razonable y en su parte trasera el coche adquiría el formato hatchback del prototipo de la BL, un recurso que se puso muy de moda en la segunda mitad de los 70 y principios de los 80 entre las berlinas del segmento E, sirvan como ejemplos los Citroen CX, Renault 20/30, Lancia Gamma o el Audi 100 Avant, entre otros. Ello unido a una completa gama de motores para todos los gustos hizo suponer que la nueva gran berlina de BL iba a ser un éxito, recibiendo incluso en el año de su lanzamiento el prestigioso titulo 'Car of the year' que otorga de forma anual la prensa europea del motor. De hecho Rover sólo ha recibido este galardón ese año de 1977
Los compradores del Rover SD1 disponían de una nutrida oferta mecánica para elegir el motor que más les convenía. En el escalafón básico se encontraban el motor de cuatro cilindros de 2.000 cc, con potencia suficiente para mover dignamente un automóvil de gran porte (90 cv). En la gama media se encontraban las dos versiones del seis cilindros en línea de Triumph, con 2,3 y 2,6 litros, de 125 y 138 cv, siendo las opciones más vendidas de este modelo. BL incluyó motivada por los efectos de la crisis del petróleo un motor VM italiano diésel de 2,4 litros y 90 cv, siendo sin duda la versión más exportada a países como Francia o Italia. Era una mecánica culatines destinada a uso marítimo que fue dotada con turbo y que también empleó el Range Rover. Dicho motor tenía el problema de todos los motores con sobrealimentación de su época, el efecto retardado de los turbos que hacía dificultosa e incómoda su conducción. Finalmente y como tope de gama se encontraba el vetusto V8 de origen Buick con 3,5 litros, que equipaba a las versiones más exclusivas, cada una con su nivel de potencia, de este modo el Vanden Plas, más orientado hacia el lujo y el confort contaba con 160 cv y caja de cambios automática, mientras que el Vitesse se consideró como la versión de altas prestaciones gracias a sus 190 cv, en este caso el coche se ofrecía con cambio manual. El Vitesse fue el punto de partida para las versiones de competición desarrolladas por el especialista TWR y que tomaron parte en los prestigiosos campeonatos de turismo de Gran Bretaña y Alemania con buenos resultados.
Lo cierto es que el Rover SD1 era un cóctel con todos los ingredientes para el éxito, pero la realidad fue que sus circunstancias lo apartaron de dicho camino. En un principio, la fabricación del nuevo SD1 se realizaría en la nueva ampliación de la factoría de Solihull, un centro de alta tecnología financiado por el Gobierno británico ante las promesas de BL de vender más coches y crear nuevos puestos de trabajo. A partir de 1981 y a raíz del informe Ryder de racionalización de la BL, el centro de alta tecnología de Solihull fue clausurado y la producción de SD1 pasó a la fábrica de Morris en Cowley. La feroz conflictividad laboral que se vivió en los primeros 80 en Gran Bretaña unido a la mala calidad de fabricación y al empleo de materiales baratos llevaron al fracaso el proyecto del SD1 y salvo en su país natal y su área de influencia, las ventas no fueron las esperadas.
De hecho, un buen número de SD1 fueron a parar a los constabularios donde se empleaban como coches de patrulla para la Policía. Estos vehículos de policía fueron muy populares en las películas y series de TV británicas de los años 80, como puede ser el caso de, por ejemplo, 'Dempsey & Makepiece'. El SD1 ha tenido también apariciones en el cine, valgan como ejemplos películas como 'El cuarto protocolo', un thriller de acción y espionaje protagonizado por Michael Cane y Pierce Brosnan, o la comedia 'Snatch: cerdos y diamantes', en la rocambolesca escena en que los tres gangster negros tratan de atracar sin éxito una casa de apuestas. La Reina madre Elizabeth Bowes-Lyon, una gran entusiasta y coleccionista de automóviles, añadió a su flota tres unidades del SD1 en versión civil. La primera ministra Margaret Thatcher en cambio y pese a ser una gran entusiasta de la marca Rover sintió un total desprecio por el SD1 definiéndolo como un auto "germánico", por lo que prohibió a sus ministros emplearlo como coche oficial. Thatcher permaneció usando su viejo P5 hasta que lo cambió por un Jaguar XJ6. Es posible que dada la ideología profundamente liberal de Thatcher, nada amiga de las políticas económicas intervencionistas, el rechazo de la política Tory a este automóvil esté fundamentado en los problemas económicos y sociales que la British Leyland causó a su ejecutivo, aunque esto es una apreciación personal no documentada.
La miniatura que protagoniza la nueva entrada de 'El Kekomóvil' reproduce un Rover SD1 Vitesse en color 'azul Moonraiker'. El modelo está fabricado por Vanguards, marca del grupo juguetero Corgi especializada en modelos para el coleccionismo adulto y centrada en los clásicos ingleses de forma predominante. Sin duda lo mejor de esta miniatura es su precioso y bien ejecutado molde con un exterior de notable realización y detallado, siendo su punto más negativo el interior, que sólo está modelado y no encontramos detalle alguno. Sí es cierto también que los Vanguards suelen moverse en precios muy competitivos.
4 comentarios:
Siendo un Vanguards todo queda dicho tengo pocos modelos de esta firma pero los que tengo los tengo en un lugar predilecto ya que son obras de arte como este Rover que muestras
Saludos
Lo único que no me gusta de los Vanguards son sus tan poco cuidados interiores que les hacen perder parte del realismo que su buena realización exterior tienen. Pero por lo demás me encantan, pues tienen un encanto especial a miniatura añeja británica...
Saludos Pau
Coincidimos plenamente, interior pésimo pero en el exterior se lucieron!
Recuerdo que te gustó bastante el modelo cuando lo presenté hace unos años.
Y el original siempre me pareció casi una nave espacial, cuando lo ví por primera vez a mediados de los 80. El tiempo los debió tratar mal, ni en todas las veces que he estado en Inglaterra he logrado volver a ver alguno.
Saludos!
Es una miniatura que lleva unos cuantos años en mi colección y aún no tenía entrada en el blog. A mi el coche real me encantaba.
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