Bristol es una de esas marcas que representa a la perfección la quintaesencia del automóvil británico de lujo. Sus modelos nunca han destacado por estar a la última en cuanto a estilo y tecnología, es más el rasgo que más ha definido a la marca siempre ha sido su conservadurismo. Hoy día la marca aún sobrevive y puede presumir de ser, junto con otras como Morgan, cien por cien británica. Tal es el conservadurismo de Bristol que el modelo principal de su gama actual, el Blenheim, sigue usando la misma carrocería que se introdujo en 1982 con el modelo Britannia aunque con ligeros cambios estéticos (faros, llantas, interiores) y un motor V10 similar al del deportivo americano Dodge Viper.
El modelo que aquí tratamos es el 411, quizás uno de los más exitosos de la firma y que mejor valoración tiene en el mercado del automóvil clásico. El 411 fue presentado en 1969 en el London Motor Show. Siguiendo la máxima que la empresa se aplicaba de cara a su productos, "evolución, no revolución", el 411 era una puesta al día del 408, primer Bristol cuya carrocería apostaba más por las formas clásicas y rectas en detrimento del estilo más deportivo (sólamente estético) que había caracterizado a los 406 y 407.
El 411 era la quinta generación Bristol equipada con motor V8 Chrysler.
La decisión de sustituir el viejo BMW de seis cilindros por la gran mecánica norteamericana vino motivada a raíz de que cada vez los Bristol eran más grandes y necesitaban un motor acorde. A esto hay que añadir que esta fórmula de usar motores americanos en coches europeos estaba dando muy buenos resultados en marcas como Jensen o Facel Vega.
Las series 407-410 equipaban una variante de 5,2 litros del V8 Chrysler, pero el 411 incorporó una nueva potente mecánica de 6,3 litros que rendía en torno a 340 cv (Bristol, al igual que Rolls Royce y Bentley nunca revelaba la potencia de sus coches). La caja de cambios automática se manejaba con un selector tradicional colocado en el piso ya que el sistema de botones visto por primera vez en el 408 causaba una gran confusión entre los usuarios europeos. La velocidad máxima del 411 era de 220 Km/H.
Los 411 SI y SII tenían como rasgo diferenciador su elegante frontal presidido por dos grandes faros y una gran parrilla rectangular de lamas horizontales con el anagrama de Bristol y dos faros auxiliares encastrados.
Con una elegante carrocería sedán de dos puertas, un silencioso y gran motor V8 bajo el capó y un interior donde predominaban los materiales nobles, el 411 más que un deportivo era un gran turismo con el que viajar cómodo y rápido por grandes autovías y una alternativa al Bentley Continental T y al Rolls Royce Silver Shadow MPW.
La representación de modelos Bristol en el mercado actual de las miniaturas ha sido y sigue siendo muy limitada. Por un lado Bizarre recreó algunos de los modelos de competición de la firma mientras que en lo que a coches de calle se refiere ha sido Lansdowne, la división de Brooklin Models dedicada a los autos británicos, quien se está encargando de cubrir ese nicho del mercado. Ya presentamos hace casi un año en el blog el Bristol 400 de Lansdowne y ahora mostramos esta miniatura del 411. Al igual que dije en el post dedicado al Bentley 4,25, hay que destacar ante todo cómo Brooklin Models está evolucionando favorablemente en el detallado de las miniaturas, que como fabricante en metal blanco había sido su gran talón de Aquiles. En este Bristol observamos gran cantidad de detalles realizados con piezas independientes, como las líneas cromadas de los flancos, faros, intermitentes, antena de radio o tiradores de las puertas. También notamos la favorable evolución de la marca en cuanto a detallado en el interior, donde se distingue perfectamente volante, salpicadero en imitación de madera, tapicería burdeos y selector del cambio en cromado. Las llantas se componen de dos piezas, la llanta propiamente dicha y el tapacubos. A todo esto añadimos la gran exactitud de los moldes de la marca, como viene siendo habitual.
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