Si el mercado no te ofrece el automóvil que estás buscando, sin duda alguna la mejor opción es fabricárselo uno mismo, sobre todo para los dos acaudalados neoyorquinos Joe Vos y Charlie Schwendler. Este par de amigos disfrutaba de conducir un Porsche 911, pero cuando iban de viaje a esquiar su deportivo alemán no tenía espacio suficiente para el equipaje y el material, con lo cual tenían que recurrir un auto de mayor tamaño y, por supuesto, no tan divertido de conducir. Es por eso que fraguaron la idea de construir un automóvil que fuese potente y divertido de conducir a la vez que práctico y espacioso. Obviamente, este situación puede parecer una auténtica excentricidad, pero si se tiene en cuenta que Schwendler era el heredado de la compañía aeronáutica Grumman, la cosa iba bastante en serio.
La idea de colocar un motor V8 de gran serie americano en un deportivo europeo tuvo un especial predicamento en la década de 1960 dando lugar a la primera utilización de concepto de automóvil híbrido. Esta tendencia permitió que algunos apasionados del automovilismo optaran por construirse un coche al gusto una vez que el mercado estándar no podía satisfacer su propia necesidad. Fue la fórmula en la que pensaron Vos y Schwendler.
A la hora de buscar a un fabricante para el coche de sus sueños, el camino les llevó directamente al empresario canadiense Frank Reisner y su empresa Intermeccanica con base en Turín. En un principio, Reisner se mostró desconfiado, pues ya había tenido alguna mala experiencia con clientes similares. Incluso llegó a sospechar que se trataba de dos inspectores de Hacienda. Vos y Schwendler por su parte tampoco se mostraron muy convencidos de las posibilidades de Intermeccanica tras la primera visita a su sede en 1968, pero al final hubo entendimiento, sobre todo porque los dos amigos sólo querían dos coches.
Tal y como recoge el libro 'Intermeccanica, the story of the prancing bull', de Andrew McCredie, el diseño del coche fue obra del joven Ivo Barison y no del célebre Franco Scaglione, por entonces diseñador jefe de Intermeccanica. Un artista de la madera llamado Rainiero se encargaría de realizar los moldes en madera. Llamaban la atención de las formas del coche su altura y anchura, además de su generoso tamaño. El diseño aplicado fue el de una especie de 'Shooting Break', de puertas hacia delante parecía un coupé y de puertas hacia atrás un familiar. El enorme capó albergaba un motor Ford V8 Big Block de 7.0 litros -429 ci- que erogaba 360 CV, aparejado a una caja de cambios automática de tres velocidades.
Resulta también curiosa la anécdota relativa a la denominación del coche. Se cuenta que Joe Vos estaba cenando en un restaurante muy exclusivo con un ejecutivo de la Fiat, y preguntó por el nombre del pescado con que estaba hecha su ensalada. Le explicaron que era Murena, un pez de forma alargada y apariencia feroz que se esconde a esperar sus presas en cavernas submarinas. Le gustó y lo adoptó. Vos se jactaba que sólo le había costado cuatro dólares elegir la denominación de su coche cuando por norma general suele ser un proceso largo y costoso. Unos años después, Simca también denominaría como Murena a uno de sus coches.
En 1969 ya estaba listo el primer Murena y Charlie Schwendler viajó a Italia para llevarlo a EEUU en el crucero 'Rafaelo' con destino el New York Motor Show, donde se expuso al público por primera vez. A un altísimo precio de 14.750 dólares, el primer Intemerccanica Murena fue adquirido por un concesionario Maserati de California. Se anotaron 200 pedidos, incluyendo el encargo del entonces vicepresidente ejecutivo de Ford, Lee Iacocca, el cual acordó con Vos y Schwendler que pasarían por Detroit con el coche de muestra para lo pudieran ver en la sede central de Ford. En su periplo atravesando EEUU fueron multados al ser cazados por la Policía a 260 Km/H, aunque todo lo pudieron arreglar permitiendo a los agentes de la Ley probar el exótico automóvil.
Finalmente la producción del Intermeccanica Murena se ciñó a entre 10 y 11 unidades según autores. La limitada capacidad de Intermeccanica y que Vos y Schwendler no quisieron dar el paso de constituirse como fabricantes fueron los motivos principales. Destaca también la anécdota de uno de los miembros del grupo de hard rock Iron Butterfly, que adquirió un Murena, lo destrozó, y compró una segunda unidad.
Como automóvil, el Intermeccanica Murena era realmente interesante y muy exótico. Gracias a los 360 CV de su motor y pese a su generoso tamaño, aceleraba de 0 a 100 en 7,5 segundos. Podía solicitarse con dos o cuatro asientos y el equipamiento era bien abundante. Asientos e interior de cuero, vidrios polarizados, ventanilla trasera térmica, radiocasette de ocho pistas, minibar, nevera y mesa de picnic. Sin duda, el coche ideal según el propósito para el que sus creadores lo concibieron. Su consola central llena de interruptores parecía la de un avión.
Autocult, la marca creada por Thomas Rotschmann, se caracteriza por reproducir a escala 1/43 y en resina los vehículos más raros y exóticos de la historia del automóvil y este Intermeccanica Murena encaja perfectamente en su filosofía. Fue lanzado al mercado en abril de 2016, siempre me llamó la atención y recientemente decidí que ya era hora de incluirlo en la colección. Pese a ser una miniatura de aspecto sencillo, cuenta con un acabado de primer orden y destaca especialmente la magnífica aplicación de la pintura. Las formas del molde parecen correctas y proporcionadas y el interior está muy detallado, algo que podemos observar al mirar por su luneta trasera. Una incorporación perfecta para mi subcolección de coches híbridos de los 60 y 70 y el segundo Intermeccanica de mi colección. Una miniatura sensacional que merece mucho la pena y que recomiendo a todo aquel que esté planeando adquirirla, que no lo demore mucho, pues cada vez son más escasos.
4 comentarios:
Muy bueno!
saludos!
Éste es un "shooting brake" de manual.
Encima una pasada de diseño... La verdad es que hiciste bien en llevarte el convertible y este modelo, es una pareja estupenda.
Como ni sé con cual me querría quedar, si bien veo más armónico al cabrio.
Saludos y enhorabuena por estas piezas!
Bueno, creo que te has liado un poco, el convertible es un Monteverdi y este un Intermeccanica, son dos marcas distintas. Eso sí, como coches muy exóticos casan muy bien.
Saludos
Gracias por aclararlo, me confundí, aunque el tema andaba entre italianos!
Saludos.
Publicar un comentario