Al término de la II Guerra Mundial, fueron muchos los soldados americanos que regresaron a su patria al volante de un deportivo europeo como un MG MGA, un Jaguar XK 120 o un Alfa Romeo Giulietta Spider, maravillados no ya sólo de su indudable belleza, sino de su divertida conducción y manejabilidad en contraposición a los grandes coches que estaba acostumbrados a conducir en su día a día. En Estados Unidos en aquellos entonces sólo podía encontrarse un automóvil similar de fabricación nacional, el exótico y costoso Nash Healey, vendido por Nash Motors y construido a través de una asociación temporal con el carrocero italiano Pininfarina y el ingeniero británico Donald Healey. Ante la masiva llegada de autos deportivos europeos entre los años 1947 y 1951, un joven diseñador que se había unido a General Motors en 1928 y que tenía una gran pasión por los autos de sport, sugirió a la directiva del gigantesco consorcio la posibilidad de ofrecer un coche similar a los que se importaban, pero hecho en América. Su nombre, Harley J. Earl.
Una vez autorizado por la cúpula de GM a construir su automóvil de dos asientos, Earl y su equipo se pusieron a trabajar e 1951 en el denominado 'Project Opel'. El resultado se presentó oficialmente el 17 de enero de 1953 en el evento General Motors Motorama, celebrado en el exclusivo hotel 'Waldorf Astoria' de Nueva York, bajo la denominación interna EX-122. Estaba construido a mano. Se trataba del primer Corvette de pre producción.
Rober F. McLean, alto ejecutivo de la GM, exigió para abaratar al máximo los costes que se emplearan todos los componentes posibles derivados de la gran serie de GM y así se hizo. Tanto el chasis como la suspensión derivaban de la gama Chevrolet 1949-1954. Y el motor era el Blue Flame de seis cilindros en línea 3.9 litros (235 ci) y 150 CV de potencia, aparejado a una caja de cambios automática Powerglide de dos velocidades como única opción.
Durante la segunda mitad de 1953, una partida de 300 Corvette se montaron de forma manual en una vieja planta de camiones de Flint, Michigan, mientras se construía una nueva fábrica que funcionase ya desde la producción de 1954, en St Louis, Missouri. La carrocería de la primera generación Corvette estaba construida en fibra de vidrio. El ingeniero responsable de la carrocería fue James Ellis Premo, quien defendió este tipo de construcción para un auto deportivo. Algunos de sus recursos estéticos llamaron mucho la atención, como el parabrisas inclinado a 55 grados o la placa de matrícula trasera dentro de un compartimento visible desde una pequeña ventana de plástico.
Pese a que el motor de serie del Corvette tenía un sistema de carburación exclusivo para mejorar sus prestaciones, éstas no fueron lo esperado. La caja de cambios automática y los frenos de tambor hacían que sus prestaciones estuvieran lejos de sus competidores europeos. La primera generación C1 -Corvette 1- de 1953 fue la que menos ejemplares produjo, sólo 300. Todos los coches iban de serie pintados en 'Blanco Polo' con el interior tapizado en rojo y la capota de lona en negro, aunque mediante encargos especiales, los usuarios podían solicitarlo en rojo y verde oscuro. Estos modelos se vieron afectados por problemas de calidad y fiabilidad, sobre todo en lo que al control de calidad de la carrocería de fibra de vidrio se refiere, con puertas que se abrían con el coche en marcha o filtraciones de agua. En diciembre de 1953, la nueva fábrica de Chevrolet en St Louis estaba lista para producir 10.000 Corvette al año. Sin embargo, debido a los problemas registrados en los modelos producidos ese año, hizo que las ventas decayeran notablemente.
El fabricante Neo Scale Models, propiedad de la empresa alemana Modelcar Group, nos trae esta espléndida reproducción a escala 1/43 del primer Chevrolet Corvette del año 1953 construida en resina. Si bien es cierto que en 1953 el color de serie del Corvette era el 'Blanco Polo', algunas unidades fueron pintadas por encargo de sus propietarios en otras combinaciones. En este caso Neo ha optado por esta posibilidad con su miniatura, que luce un llamativo y bonito 'Rojo Cardenal', tono ya disponible de serie desde 1954. La miniatura goza de un extraordinario molde, correcto en sus formas y proporciones. En lo referente al acabado y al detallado, nos encontramos ante el típico trabajo de Neo que destaca por su finura y atención a los detalles, con muchos elementos realizados como piezas independientes de plástico y de metal fotograbado, que le dan un gran realismo al coche.
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