miércoles, enero 30, 2013

Maserati Quattroporte III de Neo Scale Models






Corría el año 1975 cuando Peugeot adquiere a su compatriota y uno de sus principales rivales en el mercado automovilístico, Citroen, y la primera medida que la firma del león adopta es deshacerse de la firma de autos de lujo y deportivos Maserati, la cual se enfrentaba a un futuro incierto tras varios años bajo el control de Citroen. El periodo de Maserati bajo la batuta de Citroen se distinguió por ser la época en la que firma de Módena contó con los modelos más modernos e innovadores de su historia, como los Merak y Bora de motor central. No obstante, quizás el modelo más característico fue el Quattroporte II, que con su motor V6 y tracción delantera compartía todos sus órganos mecánicos con el Citroen SM.

Pero lo cierto es que el Quattroporte II fue un coche que no superó las expectativas generadas y su producción apenas superó la decena de modelos (seis fueron prototipos pre-producción y sólo siete de vendieron) y es que ni la tracción delantera, ni el poco potente motor V6 que apenas rozaba los 200 cv convencieron a un público que buscaba una super berlina de altas prestaciones y no de alta tecnología, tan alta que las averías y los fallos eran constantes.

El industrial argentino afincado en Módena Alejandro De Tomaso se hizo con el control de Maserati una vez que Peugeot pasó a controlar Citroen. La presencia de este ex piloto y apasionado de los coches deportivos provocó una vuelta de Maserati a sus esquemas más clásicos recuperando así la imagen que la marca poseía antes de formar parte de Citroen. 

En 1976 se presenta la tercera generación del Maserati Quattroporte. En esta ocasión era Giorgetto Giugiaro de Italdesign el artífice de sus líneas, que tomaban los rasgos de los prototipos Medici I y Medici II. Se tomó como base el chasis alargado del coupé Kyalami que a su vez se basaba en los De Tomaso Longchamp y Deauville.

El diseño de su carrocería era sobrio y elegante y su forma de cuña le transfería a su vez una imagen muy deportiva, de este modo se recuperaba la esencia del Maserati Quattroporte I, una gran berlina dotada de un poderoso motor para viajar cómodamente a la más alta velocidad.  En el capítulo estrictamente mecánico se recuperaban señas clásicas de identidad, un motor V8, bien de 4,1 litros y 255 cv o bien de 4,9 litros y 288 cv, y tracción trasera. Su interior era un compendio de piel de la mejor calidad y adornado con maderas nobles y muchos elementos de confort. Todo ello encaminado a luchar de tú a tú con la superberlina de la década de los 70, el todopoderoso Mercedes 450 SEL 6.9 con motor V8 de 300 cv.

El Quattroporte III es sin duda el más longevo de su saga puesto que estuvo a la venta hasta 1990. En 1986 se fabricó una edición limitada con el nombre de Royale, en claro homenaje Bugatti, con una versión de cinco litros y 300 cv del V8. El Quattroporte III más famoso de todos fue el que usó como coche oficial el presidente de la República Italiana Sandro Pertini.

El año pasado pudimos ver cómo en las vitrinas del stand de Neo en el Salón de Nuremberg se mostraba ya el molde maestro del Maserati Quattroporte III, una miniatura que no contaba con reproducción en escala 1/43. Pues bien, un año después el modelo es realidad y ya lo podemos disfrutar los coleccionistas. Me llama mucho la atención de este modelo sobre todo lo cuidado que está el molde, sus formas y sus proporciones, aparte del acabado habitual que nos suele ofrecer el fabricante holandés. Muy acertada, aunque muy clásica y típica, la combinación de colores elegida, casualmente la misma que la del coche de Sandro Pertini. Se trata del primer Maserati que Neo ha añadido a su catálogo y visto el resultado esperamos que vengan más con este estupendo acabado, pues somos muchos los coleccionistas que esperamos más modelos de la firma del tridente.

lunes, enero 21, 2013

Citroen CX 25 GTI Turbo 2 de Neo Scale Models







Hubo un tiempo en que Citroen supo imprimir un carácter muy especial a sus coches con una increíble mezcla de diseños muy radicales y la más novedosa y revolucionaria técnica. Con esta herencia genética nació en el año 1975 el Citroen CX, modelo que vino a sustituir al mítico DS, popularmente conocido como 'El Tiburón'. Y es que aún estando parado, el CX transmite una impresionante sensación de velocidad, todo gracias a la magia en los lápices de Robert Opron, que supo asumir a la perfección el testigo que en calidad de jefe de diseño de la marca le concedió su antecesor y mentor, Flaminio Bertoni.

A mediados de los 80 las tres grandes marcas alemanas dominaban el mercado de las berlinas premium, mientras que otros fabricantes como Opel, Volvo, Saab o Rover intentaban también entrar en ese exclusivo y prestigioso club. Tampoco una marca como Citroen, incluida dentro del Grupo PSA, pensaba quedarse parada mirando, pese a las fuertes restricciones que siempre impuso la legislación francesa a la hora de fabricar automóviles de gama alta. La casa del doble chevrón se vio ante dos líneas de actuación, la primera, trabajar sobre un modelo ya existente, y la segunda, desarrollar uno nuevo.

Puesto que ya Citroen contaba con un modelo que gozaba de muy aceptación por parte del público, el CX, la primera opción fue la elegida para trabajar en ese asedio al segmento premium, de este modo en 1985 nace el Citroen CX 25 GTI Turbo, un modelo que ya podía hablar de tú a tú a coches como el BMW 528i o Audi 100, y que de paso cercenaba una de las principales carencias que había acusado el Citroen CX desde su llegada, que no disponía entre sus opciones de una mecánica poderosa que le hiciera justicia.

Con un turbocompresor Garrett T3 acoplado al motor cuatro cilindros de 2,5 litros la potencia ascendía a los 168 cv. Se trataba del Citroen más potente construido hasta ahora, sin contar con el efímero SM de motor Maserati. Entre sus señas distintivas figuraban las características llantas de aleación de diseño futurista con sus neumáticos Michelin TRX, un alerón trasero de plástico negro o la característica suspensión hidroneumática tarada a un nivel más duro y firme. El conjunto posibilitaba al Citroen una mayor velocidad que el resto de sus hermanos de gama pero sin renunciar a su famoso confort. Los modelos de la Phase 2 incorporaban unos nuevos paragolpes más envolventes y con colores que contrastaban con sus carrocerías. Su velocidad máxima superaba los 210 Km/H.

Citroen también desarrolló una campaña publicitaria muy vistosa para este coche, en este sentido cabe destacar el spot televisivo con la aparición de la popular cantante de los 80 Grace Jones, que en los anuncios de prensa lucía un peinado que imitaba la silueta del coche bajo el polémico slogan '220 Km/H', anuncio que fue prohibido "porque incitaba a sobrepasar los límites de velocidad legales".

Uno de los primeros modelos que Neo Scale Models puso a la venta en su gama de miniaturas de escala 1/18 fue un precioso Citroen CX GTI Turbo 2 y muchos nos preguntamos si lo veríamos en escala 1/43 y así fue, hace pocos meses llegaba a las tiendas esta preciosa miniatura de uno de los autos más fascinantes de la década de los 80, la cual la podemos encontrar en dos colores, esta burdeos y una edición limitada en gris plata, dos de los colores más populares. El modelo cuenta con un molde muy bien realizado que reproduce con mucha fidelidad las líneas de este modelo y con un acabado muy preciso y minucioso muy habitual en la marca Neo. Un clásico imprescindible.

domingo, enero 20, 2013

Delage D8-120 Cabriolet Chapron de Minichamps







Posiblemente el otorgar o no la consideración de 'obra de arte' a un automóvil sea una cuestión algo complicada y cuente con sus defensores o detractores, sea como sea, hoy día existen en el mundo un importante número de museos, porque así constan, que dentro de sus muros no exponen obras de Van Gogh, sino automóviles, modelos que por su singularidad, exclusividad, innovación, historia, propietarios o palmarés deportivo se han hecho merecedores de que una persona o una entidad hayan decidido guardarlo, restaurarlo y exponerlo para disfrute del público en general. El modelo que hoy les quiero mostrar se encuentra en el Museo Mullin, creado por el apasionado de los coches franceses Peter Mullin en Oxnard, California.

Cuando el empresario Louis Delage unió sus fuerzas con el diseñador Henri Chapron nació uno de los coches más bellos y mejor construidos de todos los tiempos. En aquella época la competencia era feroz y Francia había adquirido un lugar preponderante en la industria automotriz de los autos de lujo. El 2 de junio de 1939 salió de los talleres de Chapron un chasis Delage D8-120 de segunda serie, distinguible por ser más bajo y ligero que los de la primera. Las novedades más significativas de esta nueva serie se encontraban bajo el capó. Los nuevos coches incluían pistones de aluminio, bielas de acero, válvulas en cabeza, carburador doble y una caja de cambios eléctrica de sistema planetario cuyas marchas se insertaban con un pequeño selector tras el volante, un sistema que también tuvieron coches como el Cord 812 o el Tucker Torpedo. Su motor era un ocho cilindros en línea de 4,5 litros y 115 cv de potencia

Su historia es particularmente convulsa, el coche pertenecía a un general francés del Gobierno de Vichy colaboracionista con la Alemania Nacional Socialista del III Reich, el cual en 1946 al término de la II Guerra Mundial envió el coche a los Estados Unidos, aunque finalmente a él le fue negado el visado y tuvo que exiliarse en Argentina, vendiendo el coche a los estudios RKO de Hollywood. Fue allí donde este precioso y elegante Delage dio el salto definitivo a la fama, pues el coche fue usado para la película 'Un Americano en París', donde se lo puede ver transportando a Gene Kelly y a Nina Foch por la Ciudad de las Luces. También tuvo apariciones estelares en 'Corazón de Hielo' ('Kiss Tomorroy Goodbye') y en 'Carmen Jones'.

Finalizado el rodaje de la película, el automóvil volvió a Los Ángeles siendo adquirido por Thol 'Si' Simonson, miembro del equipo de producción de la RKO que lo poseyó hasta 1987 fecha en que tras su venta fue incorporado al patrimonio del Museo Mullin, donde se encuentra hoy día y puede ser contemplado por el público, del mismo modo que cualquier obra de arte.

Esta miniatura que hoy presento es, desde mi punto de vista personal, el mejor modelo a escala que ha hecho Minichamps. Se trata de la primera entrega de la serie de miniaturas dedicadas a la colección del Museo Mullin, de la que ya mostré la segunda, el Hispano Suiza Xenia Dubonnet. La miniatura está hecha en resina y cuenta con una terminación magistral que sitúa a Minichamps a la altura de otras grandes marcas que trabajan con la resina. El modelo tiene unas formas muy correctas y el detallado es especialmente rico, donde predominan las piezas independientes y los fotograbados. En definitiva, un modelo que no va a dejar indiferente a ningún coleccionista que se lance a adquirirlo.